sábado, 29 de noviembre de 2008

Hablemos de Educación

La escuela

Érase una vez un niño muy despierto que tenía muuuuchas ganas de empezar a ir a la escuela. Era un niño soñador, por cada rincón iba descubriendo sus sensaciones más profundas. Y, por fin, llegó el gran día. Entró en su clase, saludó a sus compañeros y se sentó en el sitio que le asignó la maestra. Entonces ésta les anunció que era hora de dibujar. El niño se sintió increíblemente feliz, pues le encantaba dibujar. Tenía tanto que mostrar al mundo... que no sabía por dónde empezar. Sacó sus pinturas y dibujó sobre el papel varios dragones de mil colores, con fuego, estrellas y magia. Cuando la maestra vio su dibujo le dijo que no podía dibujar eso, que tenía que dibujar flores. Entonces él apartó ese dibujo y comenzó a colorear flores. No le importó, las flores también le encantaban. Pero cuando la maestra vio que dibujaba flores multicolores y de mil diversas formas, le dijo que sólo podía utilizar el color verde para el tallo y el blanco para los pétalos. Bien, entonces él apartó la hoja y en una nueva dibujó una margarita. Frunció el ceño, pero aun así le pareció preciosa. Un buen día sus papás tuvieron que emprender la aventura migratoria y tuvo que cambiar de escuela. El primer día entró con sigilo, se acomodó en el pupitre que le invitaron a habitar y esperó con prudencia. La maestra entonces propuso a los niños hacer un dibujo. Todos se alborotaron de alegría y comenzaron sus obras de arte. Pero él se quedó a la espera, con una quietud propia de la adultez, y se entretuvo ordenando los colores con parsimonia. Cuando la maestra observó su actitud se le acercó y le preguntó la razón de su apatía, a lo que él respondió que no se trataba de apatía, sino que únicamente esperaba sus órdenes, pues no quería malgastar colores ni papel sin saber qué debía dibujar. La maestra le dijo que podía dibujar lo que quisiera. Entonces el niño se quedó pensando durante un rato y, con el rostro repleto de indiferencia, dibujó una margarita.




Este año ha sido tremendo para nosotros en el tema educativo. No porque no nos guste el jardín de Joaqui, sino porque este jardín solo tiene hasta sala de 3 años, con lo cual a partir del próximo año debíamos buscar otra alternativa para el gordo.

Desde principios de año buscamos mucho, teniendo especialmente en cuenta que no queremos para nuestro hijo el modelo de educación tradicional y conductista al que estamos acostumbrados.

La educación pública estaba descartada por dos motivos: 1) en este país continúan siendo tremendamente conductistas y 2) en donde vivímos son desastrosas a nivel educativo.

Dentro de las privadas, había varios factores que nos reducían las opciones: 1) estaban descartadas las escuelas doble escolaridad, ya que queremos una escuela con jornada simple, que nuestro hijo tenga tiempo para el esparcimiento, para jugar, para hacer deporte, para ir a la plaza, en fin, para que viva su infancia libremente; 2) descartábamos también los colegios muy tradicionales y rígidos (aunque al descartar los doble escolaridad ya descartábamos la mayoría de ellos); 3) descartábamos los colegios a los que no podíamos acceder por una cuestión económica (muy caros) o social (no es nuestra idea que Joaqui vaya a un cole y que todos sus compañeros viajen a Disney en vacaciones de invierno y a Cancún en el verano, ya que esa no es nuestra realidad).

Así, las opciones que nos quedaban eran pocas: una escuela Waldorf, la más cercana a casa, y que aún así es a más de 6 km (mi primer y más deseada opción), una escuela con orientación deportiva a 4 cuadras de casa y una escuela con algunos detalles que salían de lo común (ubicada dentro de un club, con un amplio espacio verde, sin timbre y una onda un poco más relajada) a unos 4 km de casa.
Lamentablemente, en la escuela Waldorf me dijeron que no había vacantes, sin siquiera haberme dado una entrevista, a pesar de mi insistencia y de mi intención de mantener a Joaqui en lista de espera los años que sean necesarios.

En la escuela con orientación deportiva tampoco tenían vacante, y me dejaron en lista de espera para el año 2010.

Con lo cual sólo quedaba la tercer escuela, donde (por fin!!!) conseguimos vacante, y si bien no era mi primer ni mejor opción, al menos conseguimos un espacio educativo "más o menos" acorde con lo que queríamos.

Aclaro que el enviar a Joaqui al jardín no es capricho, ni para que se socialice, sino porque los dos trabajamos y... si es dificil encontrar vacante en una sala de 4 años, imaginénse lo que ha de ser prescolar o primer grado!!!

Todo esto me hizo reflexionar mucho sobre la situación (desastrosa, por cierto) de la educación en nuestro país. En especial, la falta de alternativas y, valga la redundancia, de escuelas alternativas: pocos colegios con pedagogía Waldorf (y la mayoría de ellos caros); solo un jardín con pedagogía Montessori en toda la zona norte del conurbano, que no tiene primaria; Pestalozzi, si no me equivoco, solo hay uno en la Capital; no existen lo que en Europa llaman Escuelas Libres; muy poca gente se atreve a hacer Homeschooling y no conozco a nadie ni encontré en internet datos de familias que practiquen Unschooling.

Para los que se están preguntando de que rayos estoy hablando, los invito primero a que nos familiaricemos con la terminología (1):

Escuelas Waldorf: Fueron fundadas en la Alemania de principios del S.XX por Rudolf Steinner. Destacan por:

- Su forma de vivir la naturaleza: patios sin asfaltar, terrenos llenos de árboles y bosque... y la vida escolar se basa en el ciclo de las estaciones: en cada una se celebra una fiesta: Otóño (San Miguel, la cosecha), Invierno (la Navidad como la fiesta de la Luz), Primavera (Pascua), y Verano (San Juan). Es una Pedagogía muy espiritual, eso sí, sin enseñar o trasmitir ninguna Religión en concreto, aunque se apoya en los valores del Cristianismo: Solidaridad, respeto al otro... Desde esta atracción por lo natural los materiales no son de plástico, y se tiene como algo importante evitar la televisión y el ordenador en los primeros años de vida del niño.

- Lo equilibradas que están las materias: no hay predominio de las Intelectuales, como pasa en muchas escuelas. La expresión artística se desarrolla ampliamente, y los niños desde infantil tienen modelado, pintura, música y movimiento... cosas como la escritura se trabajan a través de la caligrafía como arte...

- La forma de enfocar el aprendizaje. Los niños no tienen que cambiar cada hora de asignatura, las trabajan de forma cíclica en períodos de cuatro semanas. Y cada curso se centran en una cultura: la egipcia, la romana...

- El respeto al ritmo de cada niño. Una de sus bases es no exigir nada para lo que no estén preparados: no enseñan a leer hasta los seis años, por ejemplo.


Método Montessori: El método Montessori se basa principalmente en aprovechar la etapa evolutiva del niño en cuanto a juego y afán por experimentar para elaborar un material específico que desarrolle sus capacidades, pero de forma que él lo manipule libremente. El adulto les enseña las normas para su manejo y lo va cambiando según el niño va dominándolo. María Montessori comenzó con niños de necesidades educativas especiales, luego se centró más en la etapa infantil, y de hecho hay muy pocos centros que continúen impartiendo su método más allá de los seis años, aunque "Colegios Montessori" hay muchos.


Escuelas Libres: Aunque disidentes y proyectos de escuelas "diferentes" ha habido siempre desde principios del siglo XX (por ejemplo, Summerhill en Inglaterra), durante los sesenta en Estados Unidos y otros países surgieron numerosas escuelas libres (free school) o escuelas democráticas promovidas por padres con diferentes motivaciones (rigidez de la escuela oficial o contracultura, entre otros). Rechazaban el curriculum oficial y los métodos oficiales. Del boom sesentañero no han quedado muchas, pero las que siguen (Albany o Sudbury Valley School) son modelos de escuela en las que lo importante es el deseo de aprender del niño y no el deseo de enseñar del adulto. No suele haber clases estructuradas y, en caso de que en alguna escuela las hubiera, son voluntarias. Lo que sí hay son clases cuando los niños las piden. Existe numeroso material y espacios a su disposición. No se separa a los niños por edades y, si acaso, se suelen dar tres grupos de edades: hasta 6-7 años, hasta 12 años y de 12 en adelante, pero parece ser que se forman solos, quizás por los diferentes estados de desarrollo de cada grupo de edad.

Estas escuelas se autogestionan sin depender del estado ni de sus instituciones. Las decisiones se toman colectivamente. Las aportaciones económicas se hacen desde las personas implicadas en el proceso educativo: padres-madres y colectivo educador. Los niños figuran como desescolarizados. Un ejemplo son las Escuelas Pestalozzi.

Pestalozzi fue uno de los pedagogos que impulsó el movimiento "Escuela Nueva" a principios del siglo XX, que basicamente quiso cambiar la educación en la que el niño era un mero receptor de contenidos y el educador el trasmisor, donde se consideraba que el niño era un ser imperfecto al que había que enseñar a ser adulto lo antes posible por otra en la que el maestro acompaña o proporciona al niño los medios para que él mismo construya su aprendizaje. En los años 70 Rebecca Wild fundó en ecuador una "Escuela Pestalozzi" que se basa principalmente en que el aprendizaje no es dirigido: se proporcionan al niño los materiales y el entorno necesarios (tiene cierta influencia del método Montessori) y se le deja aprender sin ninguna intervención directa del adulto, que acompaña simplemente y se preocupa de proporcionar el material y los estímulos necesarios.

Homeschooling y Unschooling: La Educación en el hogar, o homeschooling, como se conoce habitualmente, se basa, fundamentalmente, en llevar a cabo la formación de tus hijos "en primera persona", sin delegarla a otras instituciones. Cada familia crea sus propias normas, ya que para eso lo hace en casa, para hacerlo de la forma que, responsablemente, creen que es mejor para sus hijos, para su familia. Los movimientos más destacados son dos, "homeschooling" y "unschooling".

Homeschooling se suele usar para indicar que haces más o menos lo mismo que en una escuela convencional, pero en tu casa, y "unschooling" que te basas, exclusivamente, en los intereses de tu hijo y le vas acompañando en función de ellos. En realidad, la mayoría de familias opta por una mezcla de ambos, y hay tantos matices como amplio es el abanico de personas que optan por educar de esta forma.


Algunas familias sienten que necesitan el apoyo de un centro para llevar adelante esta tarea, algunas porque se sienten mejor y más "normalizadas" si tienen a sus hijos matriculados en una escuela, escolarizados, aunque sea a distancia, y otras porque realmente necesitan un servicio de tutoría, etc.

Ahora bien, yo me pregunto, viendo el nivel educativo que tenemos en el país, con un modelo de educación que ha probado ser inútil en todo el mundo... no irá siendo hora de plantearse que estamos haciendo con nuestros niños, para qué clase de mundo los estamos preparando?

Lamentablemente creo que nada cambiará en este país si no empezamos a cambiar la educación.

Hay pocas opciones de modelos educativos. Para empeorarla, dentro de esas pocas opciones de modelos hay pocas opciones de escuelas si tenemos en cuenta la cantidad de instituciones y la demanda para las mismas (cada año miles de niños quedan fuera del sistema escolar por falta de vacantes). La formación de nuestros maestros es, en muchísimos casos, deficiente (en Finlandia, por ejemplo, los maestros deben rendir examen cada año para ver si tienen el nivel necesario para dar clases; claro que allí los sueldos son altos y es considerada una profesión de prestigio) y ni hablar de la formación con la que se reciben los educandos.

Además, por lo que he oído, tanto el Ministerio de Educación como la Dirección General de Escuelas se dedican, fundamentalmente, a poner palos en la rueda a todo emprendimiento de este tipo, que ya de por sí tiende a ser un proyecto sacrificado y poco redituable al menos en el corto plazo.

Es impensable, en esta Argentina nuestra, pensar en escuelas libres, donde los niños puedan asistir a las clases que les interese, donde se fomente su curiosidad en lugar de matar de a poco, con la rutina y la represión, el interés y las aptitudes que les son innatas, y donde los pilares de su formación sean la libertad y la cooperación.

De nosotros depende el cambio.

(1) Datos extraidos del foro de la Asociación Criar con el Corazón.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Porqué atravesar el dolor del parto?

Hace unos días, Laura de Familia Natural me hacía esta pregunta.

Luego de reflexionarlo un poco, esto es lo que le contesté:


Yo tuve dos partos, así que para responderte debo diferenciar dos tipos de parto, y por ende, dos tipos de dolor.

Con Joaqui tuve un dolor terrible antes de que me pongan la peridural. Era un dolor insoportable, constante, creí volverme loca, gritaba "que me lo saqueeeen"... fue un dolor que duró aproximadamente 1/2 hora porque pedí la peridural a gritos. Ese dolor no fue el natural de mi cuerpo, sino provocado por el famoso "suerito": la oxitocina sintetica, corriendo a borbotones por mi sangre.

De ese dolor no aprendí nada, absolutamente nada... fue un dolor carente de todo sentido, porque me dolía tanto que no sentía nada: toda mi panza dura, un dolor que la abarcaba completamente, totalmente desconectada de mi bebé, de mi cuerpo, de mí misma... No fue dolor, fue sufrimiento.... A partir de que me anestesian, solo siento la sensación de pujo, pero no el dolor. Sin embargo la desconexión siguió siendo la misma... Es triste, pero apenas nació Joaqui y me lo pusieron en el pecho, no pude reconocerlo como mi hijo...

Con Emma fue tan distinto!!! El dolor fue tan diferente!!! Las contracciones fueron aumentando gradualmente, en intensidad y en duracion... Cada contracción me preparaba para la siguiente. El dolor era localizado, y no en toda la panza. No era un dolor constante, entre cada contraccion podía descansar. Ese dolor me conectaba a mi hija, me llevaba al momento del parto, me conectaba con mi cuerpo, con mis sensaciones, con mis miedos... Ese dolor no era solo oxitocina, era MI oxitocina, acompañada de endorfinas que me hacían atravesar cada contracción y salir victoriosa. Era dolor de parto, no sufrimiento. Y las ultimas contracciones, las que traían la urgencia del nacimiento, las que empujaba mi misma hija en el canal de parto... Dios!! que dolor tremendamente hermoso!!! Y el momento sublime cuando todo acaba y tenes a esa criaturita en brazos, y te das cuenta que VOS Y TU DOLOR HICIERON POSIBLE ESE MILAGRO. Y te sentís una diosa.

En mi caso, el dolor VERDADERO (no el artificial) de parto fue necesario para sentirme mas viva que nunca, para conectar con mi hija desde un lugar especial, ya que nosotras dos solitas lo hicimos posible, para conectar tambien con mi niña interior... Para hacerme MUJER en un sentido casi místico, que solo quien lo ha pasado por esta experiencia puede entender. Y sobre todo, para devolverme el poder de lo femenino y olvidado...


Y ustedes... para que piensan que es necesario atravesar el dolor del parto?

miércoles, 26 de noviembre de 2008

La importancia de la fase "en brazos"



Extraído del libro "El concepto del continuum", de Jean Liedloff



Durante los dos años y medio en los que estuve viviendo con los indios de la edad de piedra en la jungla de Sudamérica (no todos seguidos, sino en cinco expediciones separadas con mucho tiempo entre ellas para reflexionar), pude darme cuenta de que la naturaleza humana no es lo que se nos ha hecho creer que somos. Los bebés de la tribu de los Yecuana, más que necesitar paz y sosiego para dormir, dormitaban embelesadamente cuando se sentían cansados, mientras que los hombres, mujeres o niños que los acarreaban, bailaban, corrían, andaban, gritaban o impulsaban las canoas. Los niños jugaban juntos sin pelearse o discutir, y obedecían a los mayores instantánea y diligentemente.
La idea de castigar a un niño aparentemente nunca se les ocurrió a esa gente, ni su comportamiento mostró nada que pudiera llamarse verdaderamente permisividad. Ningún niño habría soñado en interrumpir, incomodar o ser mimado por un adulto. Y, sobre los cuatro años, los niños contribuían más en las tareas de la familia que lo que precisaban de ella.
Los bebés en brazos casi nunca lloraban y, de una manera fascinante, no movían sus brazos, protestaban, arqueaban su espalda ni flexionaban sus brazos o piernas. Se sentaban tranquilamente en sus bandoleras o dormían en la cadera de alguien, desmintiendo el mito que los niños deben “hacer ejercicio”. Además, nunca sufrían de vómitos, excepto si estaban muy enfermos, y no tenían cólicos. Cuando se asustaban durante los primeros meses de gatear o andar, no esperaban que nadie fuera hacia ellos, sino que iban por sí mismos hacia su madre u otros cuidadores para confirmar la necesidad de sentirse seguros antes de continuar sus exploraciones. Sin supervisión, incluso los más chiquitines casi nunca se hirieron.
¿Es su “naturaleza humana” distinta a la nuestra? Algunos piensan que así es, pero, por supuesto, sólo hay una especie humana. ¿Qué podemos aprender nosotros de la tribu de los Yequana?


Nuestras Expectativas Innatas




Inicialmente, podemos intentar comprender completamente el poder de formación de lo que yo llamo la fase de “en brazos”. Empieza en el nacimiento y acaba con el inicio del arrastre, cuando el bebé puede alejarse de su cuidador y volver a voluntad. Esta fase consiste, simplemente, en que el bebé tenga contacto físico durante las 24 horas del día con un adulto u otro niño mayor.
Al principio, meramente observé que la experiencia de ir en brazos tenía un impresionante efecto saludable en los bebés y que no había ningún “problema” que arreglar. Sus cuerpos eran suaves y se adaptaban a cualquier posición que fuera adecuada para sus porteadores; incluso algunos de ellos se colgaban en la espalda mientras los agarraban por la muñeca. No pretendo recomendar esta posición, pero el hecho de que es posible demuestra la extensión de lo que constituye el confort para un bebé. En contraste a este ejemplo, tenemos el desesperado desconfort de los niños acostados cuidadosamente en un moisés o cochecito, suavemente arropados, y dejados ir, rígidos, con el deseo de asirse a un cuerpo vivo que, por naturaleza, es el lugar correcto. Es el cuerpo de alguien que “creerá” en sus lloros y consolará sus ansias con brazos amorosos.
¿Por qué la incompetencia en nuestra sociedad? Desde la infancia, se nos enseña en no confiar en nuestro instinto. Se nos dice que los padres y los profesores saben más y que cuando nuestras sensaciones no coinciden con sus ideas. Nosotros debemos estar equivocados. Condicionados para no confiar o amargamente ignorar nuestros propios sentimientos, resulta fácil convencernos para no creer en el bebé que llora diciendo: “¡Deberías tomarme en brazos!” “¡Yo tendría que estar cerca de tu cuerpo!” “¡No me dejes!” En su lugar, denegamos nuestra respuesta natural y seguimos la moda instaurada, dictada por los “expertos” en cuidados infantiles. La pérdida de confianza en nuestra experiencia innata nos deja leyendo un libro detrás de otro viendo como cada nueva idea falla.
Es importante entender quiénes son los expertos en realidad. El segundo mayor experto en cuidado infantil que existe está dentro nuestro, tan seguro como que reside en cada especie superviviente que, por definición, debe saber cuidar a su prole. El mayor experto de todos es, por supuesto, el bebé, programado durante millones de años de evolución para mostrar su propio temperamento mediante sonidos y acciones cuando el cuidado no es correcto. La evolución es un proceso de refinamiento que ha afinado nuestro comportamiento innato con magnífica precisión. La señal del bebé, la comprensión de esta señal por la gente que lo rodea, el impulso a obedecerla, son todo partes del carácter de nuestra especie.
El presuntuoso intelecto ha mostrado estar pobremente equipado para adivinar los auténticos requerimientos de los bebés humanos. La pregunta a menudo es: ¿Debería tomar al bebé cuando llora? ¿O debería dejarle llorar durante un rato? ¿O debería dejarle llorar para que así el niño sepa quien es el jefe y no se convierta en un “tirano”?
Ningún bebé estará de acuerdo con ninguna de estas imposiciones. Unánimemente, nos dejan bien claro que no deben ser dejados para nada. Como esta opción no ha sido ampliamente defendida en la civilización occidental contemporánea, las relaciones entre padres e hijos han permanecido firmemente como si fueran adversarios. El juego se ha centrado en conseguir que el bebé duerma en la cuna, pero no se ha considerado la oposición sobre los lloros del bebé. A pesar de que Tine Thevenin, en su libro The Family Bed (La cama familiar), y otros han abierto el tema de que los niños duerman con sus padres, el principio más importante no se ha tratado claramente: comportarse contra nuestra naturaleza como especies conduce inevitablemente a la pérdida de bienestar.
Una vez hemos comprendido y aceptado el principio de respetar nuestras expectativas innatas, seremos entonces capaces de descubrir precisamente cuáles son; en otras palabras, qué es lo que la evolución nos ha acostumbrado a experimentar.


El Papel Formativo de la Fase de en Brazos




¿Cómo llegué a ver en la fase de ir en brazos aquella etapa crucial para el desarrollo de una persona? Primero, vi la gente feliz y relajada en la jungla de Sudamérica, cargando siempre a sus bebés sin dejarlos nunca. Poco a poco, fui capaz de ver una conexión entre ese hecho tan sencillo y la calidad de sus vidas. Incluso, más tarde, llegué a ciertas conclusiones sobre cómo y por qué el estar en contacto constante con un cuidador activo es esencial en el estadio inicial del desarrollo tras el nacimiento.
Por un lado, parece que la persona que carga el bebé (normalmente la madre durante los primeros meses, y luego un niño de cuatro a doce años que devuelve el bebé a la madre para alimentarlo) está formando los cimientos para las experiencias posteriores. El bebé participa pasivamente en las carreras, paseos, risas, charlas, tareas y juegos del porteador. Las actividades particulares, el ritmo, las inflexiones del lenguaje, la variedad de vistas, noche y día, el rango de temperaturas, sequedad y humedad, y los sonidos de la vida en comunidad forman una base para la participación activa que empezará a los seis u ocho meses de vida con el arrastre, gateo y luego andar. Un bebé que ha pasado ese tiempo tumbado en una tranquila cuna o mirando el interior de una sillita, o al cielo, habrá perdido la mayor parte de esta experiencia tan esencial.
Debido a la necesidad del niño de participar, es también muy importante que los cuidadores no se queden sentados mirando al bebé ni que continuamente le pregunten lo que quiere, sino que lleven vidas activas ellos mismos. Ocasionalmente, uno no puede resistir darle al bebé un chorro de besos, pero, de todos modos, un bebé que está programado para observar la ajetreada vida que llevas se confunde y frustra cuando dedicas tu tiempo mirando como él vive la suya. Un bebé dedicado a absorber lo que es la vida, siendo vivida por ti, se sumerge en la confusión si le preguntas que sea él quien la dirija.
La segunda función esencial de la experiencia de la fase en brazos parece no haber sido percibida por nadie (incluyéndome a mí, hasta mediados de la década de los 1960). Se refiere a proveer a los bebés de un mecanismo de descarga de su exceso de energía hasta que no son capaces de hacerlo por sí mismos. En los meses anteriores a ser capaces de moverse por sí mismos, los bebés acumulan energía por la absorción de comida y de luz solar. Es entonces cuando el bebé necesita contacto constante con el campo de energía de una persona activa que pueda descargar el exceso no usado de ambos. Esto explica porque los bebés Yequana estaban tan extrañamente relajados y porque no se ponían rígidos, daban patadas o arqueaban la espalda para relajarse ante una incómoda acumulación de energía.
Para poder proveer una óptima experiencia de la fase en brazos tenemos que descargar nuestra propia energía de manera efectiva. Se puede calmar muy rápidamente a un bebé corriendo o saltando con él, o bailando o haciendo lo que sea para eliminar el exceso de energía propio. Una madre o padre que deben marchar de repente a buscar algo no necesitan decir “oye, toma el bebé que voy corriendo a la tienda”. El que tenga que correr que se lleve al bebé. ¡Cuanta más acción mejor!
Los bebés y los adultos experimentan tensiones cuando la circulación de energía en sus músculos está impedida. Un bebé repleto de energía no descargada está pidiendo acción: una carrera a galope alrededor del salón o un baile movido con el niño de la mano. El campo de energía del bebé se aprovechará inmediatamente del del adulto, descargándose. Los bebés no son las cositas frágiles que hemos tomado con guantes. De hecho, un bebé tratado como frágil en este estado de formación puede ser persuadido de que es frágil.
Como padres, podéis llegar a comprender fácilmente el flujo de energía de vuestro hijo. En el proceso, descubriréis muchas maneras de ayudar a vuestro bebé a mantener el suave tono muscular del bienestar ancestral, y de proporcionarle la calma y confort que necesita para sentirse como en casa en este mundo.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Así nos manipulan

Vean el video... creo que sobran las palabras...
Solo dan ganas de llorar...





Esto es lo que se llama Marketing directo.
Lo unico favorable que tiene es la insersión laboral de los jovenes de escuelas especiales... todo lo demás, de terror.
No somos más que un objeto a bombardear con productos para que seamos mejores consumidoras. Y lo peor es que las instituciones, medicos, nurses y parteras son complices.
Y me llama muchísimo la atención que Fundalam sea parte de esto también. Porque además, y me consta, por un lado te dan información sobre Lactancia Materna, pero te mandan también un sobresito con leche de continuación (no mandan de recién nacido porque es ilegal, pero esto igual es publicidad indirecta).
En el video se puede ver claramente al Hospital Austral, la Clínica Bazterrica y el Sanatorio La Florida.
Sería importante tratar de no comprar ninguna de las marcas que se ven en este video.

EDITO para copiar un mensaje que me llegó de Lacmat, sobre la mención que se hace en este video a Fundalam:
Fundalam pidió rectificación pública de la empresa que la involucraba en el acceso a las madres y fue denunciado a la red Ibfan argentina participando Ale Mercado y Antonio Morilla en la denuncia a través de Fernando Vallone. > El video la empresa ante el pedido de rectificación fue retirado de youtube pero ya habia sido descargado- por lo cual nos sirvió para demostrar las tecnicas de mercado - que cada vez van más por la parte emotiva y contactan a las madres en la epoca de mayor vulnerabilidad. (hacen congresos sobre eso y lo ponen en youtube como guru del marketing)> > Además se hizo la denuncia durante el VI congreso argentino de Lactancia materna en Buenos Aires de la SAP en una de las disertaciones sobre publicidad y lactancia.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Comercial de Huggies

Hace un tiempo que han aparecido, sobre todo en Discovery Kids, una serie de comerciales de los pañales Huggies que cuentan diferentes situaciones de la maternidad.
Aquí tienen uno de ellos:


Como se podrán imaginar, estoy absolutamente en contra de este comercial.
Les pongo a continuación el mail que envié a la empresa, y si coinciden conmigo, los invito a hacer lo mismo:
Les escribo a fin de manifestarles mi profunda disconformidad con el comercial "Aprendiendo juntos", en el que se ve a una madre cansada de acunar a su hijo, y que lo deja en la cuna, mientras el bebé llora, diciendo "al principio será dificil, PERO YA SE ACOSTUMBRARÁ".

En primer lugar, dejar a una criatura de pocos meses llorando sola configura MALTRATO, ya que está científicamente demostrado que produce en el niño daños neurologicos irreparables, inseguridad, agresión, etc (ver "Dormir sin lagrimas", de Rosa Jove, neuropediatra española), además de resultar antinatural para la especie humana y una costumbre puramente occidental que se ha desarrollado fundamentalmente en los ultimos 200 años (ver "Besame mucho, como criar a tus hijos con amor", del pediatra español Carlos Gonzalez).

Mediante este comercial se brinda un falso mensaje, haciendoles creer a las madres que está bien que el niño duerma solo, y lo que es peor QUE ESTA BIEN NO ACUDIR A SU LLAMADO.
Cabe destacar, ademas, que acudir al llamado de nuestros hijos no solo les brinda seguridad, sino que además, al igual que la lactancia materna, el apego los protege de enfermedades, por ejemplo del SIDS (podran apreciar que no existen datos de SIDS en brazos de los padres, todos los casos son de MUERTE EN LA CUNA).

Les sugiero leer más bibliografía al respecto ("El concepto del continuum", de Jean Liedloff; los libros de la terapeuta argentina Laura Gutman, "Atachment Parenting" del Dr. Sears, así como los libros mencionados ut supra.)

Los invito a ver, además, el comentario negativo que ha recibido ese comercial en la pagina Bebes y mas: http://www.bebesymas.com/2008/11/20-ya-se-acostumbrara

Por ultimo, les copio textualmente la ponencia de la Dra. Monica Tesone en el ultimo congreso de pediatría:

11º Congreso Argentino de Pediatría Social
6º Congreso Argentino de Lactancia Materna
1 al 4 de octubre de 2008
S e d e s : Centro de Docencia y Capacitación Pediátrica “Dr. Carlos A. Gianantonio” y Palais Rouge
Ciudad de Buenos Aires
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Mesa Redonda: Controversias en Lactancia Materna
Tema: Consecuencias psicológicas del colecho
Autor: Lic. Mónica Tesone
Fecha: 2 de octubre de 2008
Los estudios científicos demuestran que dormir solos no tiene beneficios.
No produce independencia, competencia social, sentimientos de autoestima, capacidad de enfrentar el stress, ni mayor identificación sexual.
Por el contrario está demostrado que el colecho aumenta la independencia y mejora el desarrollo psicológico de los niños.
Un estudio de Lewis and Janda concluye que los chicos que nunca durmieron con sus padres eran más difíciles de controlar y menos felices, tenían más berrinches, y eran más miedosos que los que siempre durmieron en la cama de sus padres.
Las conclusiones de un estudio de Crawford son que los varones que colecharon con sus padres tenían mas alta autoestima, experimentaban menos culpa y ansiedad y tenían sexo con más frecuencia. Y en las mujeres el colecho se asoció con menos incomodidad con el contacto físico y en relación al afecto cuando eran adultas.
El colecho entre otros efectos fisiológicos tambien mejora la estabilidad respiratoria, la oxigenación, la termorregulación, provoca despertares sincronizados con la madre, disminuye las fases profundas del sueño, aumenta la prevalencia y duración de la Lactancia Materna y la producción de leche, y aumenta las horas de sueño de las madres que amamantan.
Por el contrario la separación precoz puede producir modificaciones importantes en la predisposición al sufrimiento de patologías inducidas por el estrés, ya que el estrés y por consiguiente el elevado nivel de cortisol, es capaz de matar neuronas de los cerebros en formación de los bebés.

Espero que retiren pronto ese comercial, y sería genial que la proxima vez lo enfoquen en el bienestar de los bebés, en lugar de la comodidad de los padres.

Atentamente,

Josefina Schatz

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Sexualidad y maternidad reciente, texto de LG

A raíz de una post que se dio en el foro de Familia Natural sobre la sexualidad luego de ser madres, decidí poner este artículo de Laura Gutman, y que para mí, luego del nacimiento de Joaqui, resultó revelador.




Sexualidad y maternidad reciente


Sabemos que el cuerpo tarda en reacomodarse después del embarazo y el parto...pero suponemos que pronto todo volverá a “ser como antes”. La mayor sorpresa irrumpe cuando el deseo sexual no aparece como estábamos acostumbradas. Nos sentimos culpables, sobre todo cuando el obstetra nos da el “permiso” para reanudar las relaciones sexuales para alegría del varón que con cara de satisfacción nos guiña el ojo susurrándonos al oído: “ya no tenés excusas”.

Pero el cuerpo no responde. La libido está desplazada hacia los pechos donde se desarrolla la actividad sexual constante, tanto de día como de noche. El agotamiento es total. Las sensaciones afectivas y corporales se tornan muy sensibles y la piel parece un fino cristal que necesita ser tocado con extrema delicadeza. El tiempo se prolonga, cualquier ruido es demasiado agobiante y nos fusionamos en las sensaciones del bebé, es decir, en la vivencia de nadar en un océano inmenso y desconocido.

Tenemos la decisión intelectual de responder a las demandas lógicas del varón, de satisfacerlo y de reencontrarlo. Pero no funciona, a menos que nos desconectemos de las sensaciones íntimas y verdaderas ( para lo cual muchas de nosotras estamos bien entrenadas). Normalmente estamos tan poco conectadas con nuestra sexualidad profunda y femenina, que navegamos fácilmente en el deseo del otro, en parte con el afán de complacer y también para ser querida. Así nos alejamos de nuestra esencia y así nos acostumbramos a sentir según los parámetros de otro cuerpo, de otro género. Nos desorientamos ante el desconocimiento de nuestras propias reglas regidas por una feminidad que pasa desapercibida en la profundidad de nuestro ser esencial. Es esa esencia del alma femenina que explota con la aparición del hijo y sobre todo con el vínculo fusional que se establece entre el bebé y la mujer florecida.

A qué nos obliga la indudable presencia del niño?. A que ambos, varón y mujer, nos conectemos con la parte femenina de nuestra esencia y de nuestra sexualidad, que es sutil, lenta, sensible, hecha de caricias y abrazos. Es una sexualidad que no necesita penetración ni despliegue corporal; al contrario, prefiere tacto, oído, olfato, tiempo, palabras dulces, encuentro, música, risa, masajes y besos.
En esa tonalidad no hay riesgo, porque no lastima el alma femenina fusionada. No hay propósitos, incluso a veces no hay orgasmos, ya que lo que importa es el encuentro amoroso y humano. Hay comprensión y acompañamiento sobre la realidad física y emocional por la que atraviesa fundamentalmente la mujer con un niño en brazos. En este sentido es importante percibir que el niño está siempre en brazos de su madre, aunque materialmente esté durmiendo en su cuna, es decir que participa emocionalmente en el encuentro amoroso entre sus padres. Por eso es indispensable que sea suave, susurrante y acogedor.

La aparición del hijo nos da la oportunidad de registrar y desarrollar por primera vez las modalidades femeninas que tanto hombres como mujeres conservamos como parte de nuestros funcionamientos sociales, afectivos y por supuesto sexuales. Dicho de otro modo: sin objetivos, sin obligación de llegar al orgasmo, sin demostración de destrezas físicas... simplemente podemos descubrir esas otras “maneras femeninas” que enriquecerán nuestra vida sexual futura, porque integramos aspectos que desconocíamos de nosotros mismos.

Todas las mujeres deseamos abrazos prolongados, besos apasionados, masajes en la espalda, conversaciones, miradas, calor y disponibilidad del varón. Pero el malentendido que genera cualquier acercamiento físico que pueda ser interpretado como invitación al acto sexual con penetración obligatoria, induce a la mujer a distanciarse de antemano para protegerse y a rechazar cualquier gesto cariñoso, ahondando el desconcierto del varón ante el aparente desamor.

Por eso es imprescindible que feminicemos la sexualidad, varones y mujeres, durante el período de la fusión emocional entre la madre y el niño, es decir alrededor de los dos primeros años. Esto nos permite gozar, y al mismo tiempo explorar capacidades de comunicación y afecto que en otras circunstancias no hubiéramos desarrollado. El sexo puede ser mucho más pleno, más tierno y completo si nos damos cuenta que llegó la hora de descubrir el universo femenino, la redondez de los cuerpos y la sensibilidad pura.
Acariciémonos hasta morir! Permitámonos que los coitos sean muchísimo más elevados que las meras penetraciones vaginales que logran el título de “relaciones sexuales completas”!, como si el goce se limitara a tan esquemáticas prácticas.

Creo que hay una lucha cultural entre lo que todos creemos que es correcto y lo que nos pasa. A las mujeres nos pasa que no podemos hacer el amor como antes, y a los varones les pasa que se enojan, se angustian y se alejan. En lugar de estar ambos involucrados en esto que nos pasa como tríada (bebé incluido).


Por otra parte, quizás algunas mujeres reconozcamos por primera vez el calor de la sexualidad femenina, que además de la excitación corporal incluye una intensa conciencia sensorial. A veces desconocemos los ritmos naturalmente femeninos y nos esforzamos por pertenecer a una modernidad donde no se le presta atención a las sensaciones más íntimas. La sexualidad necesita de vez en cuando la visita de criaturas fantásticas, hadas y duendes que despierten con su varita mágica los deseos ardientes del alma de las mujeres para que el sexo derrame amor y fantasía.

En esas ocasiones tenemos la sospecha de que el sexo es sagrado y sensual: sucede cuando una brisa recorre el cuerpo físico, producida por un beso, una palabra amorosa, un chiste, una mirada llena de deseo. En esos precisos momentos nos estremecemos al sentirnos amadas y rejuvenecemos en pocos segundos en un auténtico estallido de vida y pasión.


Laura Gutman

lunes, 17 de noviembre de 2008

Proyecto Camila

El sábado, mientras miraba el noticiero, pasaron una nota sobre una marcha que se había llevado a cabo en el partido de San Martín, organizada por un grupo de padres cuyos bebés fallecieron en la guardería (algunos broncoaspirados, otros por muerte subita).
Estos papás tienen un proyecto de ley con el fin de que se exija determinadas condiciones a las docentes y personal de guardería (por ejemplo, que sepan RCP y que se les efectúe un examen psicologico), así como que de una buena vez se apruebe el proyecto de ley que hace AÑOS que se cajonea, para que las mamás cuenten con 180 días de licencia, a fin de fomentar la Lactancia Materna Exclusiva hasta esa edad del bebé, conforme lo recomendado por la OMS, y que la licencia por paternidad pase de los escasísimos 2 días actuales a 15 días.
Para ver la historia de estos papás y el proyecto de ley, pueden ingresar aquí.
Me parece importantísima la acción que estan promoviendo, ya que es esta sociedad patriarcal, capitalista y consumista la que empuja a las mujeres a volver al mercado laboral a los 45 días de haber dado a luz, epoca que las mujeres no deberían tener preocupación alguna, por el contrario, solo deberían estar abocadas a sus bebés, dejando que la leche y el amor fluya.
Y despues la gente se pregunta porqué tenemos una sociedad tan violenta, porque vivimos tan desconectados del projimo... si nos obligan a desconectarnos de nuestros hijos desde bebes para hacernos funcionales a los empresarios!!!
Por ultimo, para seguir reflexionando, los invito tambien a visitar el blog de Casilda Rodrigañez, al que pueden acceder aquí y que ya he incorporado a nuestra lista de blogs recomendados.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Newsletter de Laura Gutman del mes de Noviembre

Muerte en la cuna

Cuando se desparrama la noticia por la “muerte súbita” de un bebé, el miedo a lo impredecible y la falsa aseveración de que esa posibilidad es “aleatoria” -es decir que le puede ocurrir a nuestro bebe en cualquier momento- se apodera de nosotros, con la idea fortuita de que dependerá de la buena o la mala suerte que tengamos.
Sin embargo las cosas no son así. La “muerte súbita” está mal nombrada. Tendríamos que llamarla “muerte en la cuna”. Para ser más exactos, habría que denominarla: “muerte en la cuna mientras está solo.”. No hay bebes sanos que mueran súbitamente en brazos de una persona maternante. Discutir si es mejor hacerlos dormir boca arriba o boca abajo, refleja la espantosa ignorancia que los occidentales compartimos sobre el universo de los bebes. Lo único a investigar es si los bebes duermen solos o si duermen en contacto completo y absoluto con otro cuerpo humano.
Toda cría de mamífero de cualquier especie sabe que no puede ni debe estar sola, porque queda expuesta a los depredadores. El bebe humano sabe exactamente lo mismo, por eso usa sus dos principales herramientas para su supervivencia: el llanto y la succión. Ahora bien, si después de llorar y llorar y llorar, ningún adulto acude a salvarlo...porque “tiene que acostumbrarse a dormir solo”, aparecerá la resignación y la dolorosa certeza de saber que está solo en este mundo. Luego, en su afán por ser amado, reclamará presencia y contacto corporal de múltiples maneras: enfermándose, llorando en momentos inadecuados, lastimándose, no aumentando de peso, deprimiéndose…hasta que una noche…en medio de un profundo silencio, decide no despertar más.
¿Y qué hacemos los hombres y las mujeres decentes y bien pensantes? Le decimos a la mamá que vuelva a trabajar pronto, que sea fuerte, que no afloje, que no se rinda, que la queremos, que sea valiente, que se ocupe de sí misma, que tenga garra, que luche, que siga adelante.
Mientras expulsemos a todas las madres del recogimiento y el silencio de la maternidad y mientras sólo las reconozcamos en los ámbitos públicos o exitosos, seguiremos siendo todos responsables por cada bebe que decide partir, harto de soledad, quietud y frío.

Laura Gutman

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Nodrizas en Argentina

Amas de cría y nodrizas negras, las olvidadas de nuestra historia.

En todas las ciudades de la colonia las amas de cría negras, amamantan a sus amitos blancos. Futuros encomenderos, conquistadores, comerciantes, militares, sacerdotes, abogados, "cabecean al compás arrastrado de los arrorroes. A veces el canto no es más que un sonido gutural, de violonchelo humano, emitido a boca cerrada", que adormece como una caricia. Tan comunes debieron ser entre nosotros las amas negras, y tanto prolongaron su soberanía, sobre los sueños y la crianza de sus amitos blancos, que Lucio V. Mansilla, al intentar la biografía de su tío Juan Manuel de Rosas manifiesta que "no tomó leche de negra esclava, ni de mulata, ni de china", deduciendo de ahí que tenía "sangre pura, por encarnación sexual y absorción sanguínea" según una teoría que ha hecho sonreír a los científicos, pero que coincide curiosamente con la de Fray Reginaldo de Lizárraga.

Este fue, a fines del siglo XVI, visitador de los conventos dominicos de la provincia del Perú, en la que estaban comprendidas las nuestras, y luego, a principios del XVII, obispo de la Imperial, en Chile, y obispo del Paraguay. Escribió, después de haber recorrido vastísimos territorios, un libro con sus observaciones y recuerdos: Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile. Y en un capítulo se indigna por la abundancia de amas de color, asegurando que si "a ningún mero español criase negra ni india, otras costumbres esperaríamos". Pero de nada sirvieron los escritos de Reginaldo. No se puede atacar a las amas que están en todas partes "canturreando, adormeciendo, nutriendo a la naciente sociedad colonial".

Las amas de cría negras, antes del fin de siglo XIX, fueron condenadas a la extinción y devoradas por el olvido. Inclusive "el arrorró" que todavía nos acuna, les fue expropiado y ya nadie recuerda a quienes lo gestaron. "Su origen se remonta a la época de los colonizadores, donde la nodriza esclava, mecía en sus brazos al "amito", cantándole en su expresiva lengua bozalona "A-ro-ró", voz africana, que repetían incansablemente las morenas, invitando al pequeño a dormir profundamente. Los negros en su media lengua, transformaban las palabras. En lugar de "dormir", decían "romi" y simplificaban aún más diciendo solamente "ro" (…) De ahí, pues, que en su dulce forma imperativa, "A-ro-oró" significa: "A dormir, dormir" o "duérmete".

Después del exterminio a que fueron sometidos los negros y con la llegada de la inmigración, a fines del siglo XIX y principios del XX, las nuevas amas de cría y nodrizas tenían otro color, y la palabra blanca. Los estratos más altos de la sociedad recurrieron, como siempre, al servicio doméstico para la crianza y educación de sus hijos. Las nodrizas, madres mozas, ofrecían sus senos y su leche al servicio de los hijos ajenos. Provenían de los sectores más empobrecidos de la sociedad y dar de mamar era un trabajo. No obstante para obtener mejor paga las nodrizas buscaban lactancias simultáneas, lo que perjudicaba la crianza de los hijos propios, la mayoría de ellos fallecían (dos tercios) por ausencia, y porque la lactancia y la salud se deterioraba por causa de la alimentación insuficiente. De nada servían las palabras de Alfredo Palacios que en el Congreso de la Nación (1906) manifestaba que la leche materna es propiedad del hijo. En general, las nodrizas eran colocadas en las familias por agencias que las ofrecían en los grandes periódicos de la época. El aviso cuidaba en señalar el origen como factor de calidad: inglesas, lombardas, vascas, italianas.

Hacia 1910, se leían avisos como en La Nación: "Ama robusta, recién llegada, leche de 3 meses, joven, sueldo $80, se ofrece; otra italiana, de primer orden, leche de 5 meses; otra vasca, con excelentes informes de crianzas anteriores, leche de 4 meses; otra inglesa, leche fresca, recomendada, sueldo $70 (…) en la más antigua y acreditada agencia de Irene Gay. Partera. Todas las amas tienen certificado de la asistencia pública".

Cuando por 1925 la migración interna llenaba a Buenos Aires de rostros morenos, los senos oscuros y nativos no eran parte del tipo de nodriza o ama de leche deseada. Eran parte de esa América mestiza, cuyos linajes, en el imaginario de las clases dominantes, remontaban a la barbarie. Así el hábito de alimentar a los niños con leche de nodriza comenzó a disminuir, con lo cual la alimentación con leche artificial volvió a ser un tema preocupante para la sociedad.

**Alberto Morlachetti**

Recopilado por Alicia Zamudio Leccadito

mipanzaacompaniamiento.blogspot

domingo, 9 de noviembre de 2008

Mi mamá y yo a veces no nos entendemos

Joaqui siempre ha sido un niño con caracter, de lo cual me siento orgullosa, pero eso no ha dejado de traernos algunas peleas con el gordo, ya que le cuesta mucho aceptar un "no" por respuesta.
Con la llegada de Emma, si bien Joaqui adora a su hermana, algunos conflictos se han agudizado, y situaciones que antes podíamos manejar a veces se nos van de las manos, nos salta el "piloto automático" y terminamos retandolo a los gritos, amenazandolo con ponerlo en penitencia o con quitarle determinado privilegio.
A raíz de todo esto, lo comenté en un post que puso una compañera del foro Criar con el Corazón, que está pasando por una situación similar. Y entre las cosas que contestaron, nos alcanzaron este artículo de la psicoterapeuta española Yolanda Gonzalez, que me encantó y por eso puedo compartir con ustedes.
Como siempre, pueden acceder al artículo original, clickeando en el título de esta entrada.

"MI MAMÁ Y YO A VECES NO NOS ENTENDEMOS"

Publicado en revista Max Mara. Ayuntamiento de Bilbao.
  • ¿Cuántas veces sentimos ante un niño o una niña pequeña, que nos está tomando el pelo?
  • ¿Cuántas veces hemos pensado, que están “sordos”?
  • ¿Qué paciencia hay que tener en el difícil oficio de ser madre y padre!
  • ¿Por qué les cuesta tanto escucharnos? ¿Por qué no colaboran?...

Estas reflexiones y sensaciones son bastante comunes en el mundo de los adultos. Pero ¿vaya sorpresa nos llevaríamos, si supiéramos lo que ellos sienten!

¿Por qué les cuesta tanto hacer lo que les pedimos?, ¿nos están probando?

Los adultos interpretamos la conducta de nuestros hijos o hijas con el cristal de nuestra experiencia vital adulta, donde todo está teñido de intencionalidad. Leemos en sus actos una “intención”, como ocurre en el mundo adulto. Además estamos convencidos que nosotros “sabemos” y ellos “no”. Y ahí comienza una batalla a veces desesperante por hacernos entender, que acaba en más de un llanto y pataleta cuando no en enfados e impotencia. Es decir, en desarmonía, que es precisamente lo que no deseamos.


Pero a veces da la sensación que no quieren aprender la experiencia. Por ejemplo, cuando todas las mañanas son un suplicio porque se entretienen con cualquier cosa y no les da tiempo ni a desayunar para ir al cole. Y no hay forma de que lo entiendan.


Podríamos narrar cien mil experiencias similares y conocer tantas respuestas como personas, que a veces funcionan y otras no, con el objetivo de que nos hagan caso (amenazas, castigos...). Pero el problema seguiría sin solucionarse satisfactoriamente. Si queremos una relación positiva, basada en cierta armonía y no en batallas cotidianas donde hay ganadores y perdedores, tenemos que cambiar radicalmente el “chip” como adultos, viendo su conducta con los “ojos de niño”, para entender qué pasa en sus corazones y en sus cabecitas.


Entonces, ¿quizá somos nosotros quienes no les entendemos?


Ese es el punto de partida. Somos nosotros los que debemos de ponernos a su altura, y no ellos a la nuestra. Tenemos bastante desconocimiento sobre el mundo infantil: olvidamos demasiado a menudo que se están formando, que son inmaduros, y que están aprendiendo día a día. A veces les pedimos respuestas que ellos viven ajenos a su edad. Y los pequeños, a veces se sienten incomprendidos con nuestro enfado cuando no hacen lo que queremos. Es como pedirle a una niña de 6 meses que camine o hable como si tuviera 3 años. No corresponde a su edad madurativa.

Sin embargo, el mensaje de “desayuna que hay que ir al cole” o lávate los dientes para ir a la cama”, parece muy sencillo como para ser entendido.


¡Claro! Y es que antes de los 3 añitos entienden perfectamente el discurso verbal. Pero no la lógica que para los adultos tiene. Y comprender esto es crucial para que no interpretemos que nos desobedecen. Nos provocan y todas esas atribuciones que acostumbramos a adjudicarles.

¿Podrías ampliar este planteamiento?


El mundo adulto y el infantil son por naturaleza opuestos: los pequeños aprenden jugando, para ellos todo es posible, viven en la fantasía. Nosotros funcionamos desde la realidad y generalmente desde nuestros deberes. Esto es lo esencial: desde que nacen hasta los tres-cuatro años aproximadamente, están regidos por el denominado principio del placer. ¿Qué significa esto? Que para crecer sanos, sólo viven para jugar y para la expansión. Puede que recojan por imitación los juguetes, pero no lo integran como algo lógico en su vida. A partir de esas edad, y muy poco a poco, empiezan a asumir que además de jugar hay que hacer otras cosas que no gustan tanto. Pero lo hacen con ayuda del adulto. Eso es fundamental. Para ningún niño o niña el “deber” tiene el sentido que para el adulto. Se lo tenemos que recordar. No porque sean tontos, sino porque son pequeños. Porque sus necesidades y las nuestras no tienen nada que ver. Mucho más lentamente de lo que desearíamos, van asumiendo responsabilidades en su corta vida, pero esto es realmente difícil para ellos antes de los 6-7 años, edad que la que finaliza la formación de su carácter.

¿Cómo podemos llegar a entendernos?


Lo primero de todo, cambiando el “chip” y no leyendo en sus actos malas intenciones, sino inmadurez. Lo segundo, acompañándoles con mucho cariño y paciencia en las “labores” cotidianas que tengan que ver con el aseo, comidas, vestirse, etc. Porque para ellos no tienen el mismo valor que para nosotros. Lo tercero, recordando cómo nos sentíamos cuando nuestra madre o padre nos reñían, gritaban, pegaban o amenazaban por no “hacerles caso”, cuando nuestra única intención era seguir jugando. Y por último, y lo más importante pero difícil por falta de práctica, acostumbrándonos a relacionarnos en base a “acuerdos” y no tanto en “órdenes” de que sabe hacia el que “no sabe”, puesto que esa no es la mejor forma de acompañar en el crecimiento y en la exploración de la vida a lo que más queremos, nuestros hijos e hijas.

Yolanda González

viernes, 7 de noviembre de 2008

Conflictos entre niños

Por Hendrik Vaneeckhaute

Los conflictos
Los conflictos son normales, saludables, necesarios y una fuente de crecimiento para los niños (y para los adultos). En la medida que logran solucionar los conflictos de forma satisfactoria, los niños tendrán una personalidad más fuerte y equilibrada y gozarán de una buena autoestima.
No hay que intentar evitar los conflictos y mucho menos intentar reprimirlos. Pero tampoco significa que no hay que tomar medidas que prevengan los conflictos en algunos casos (muchos niños con pocos acompañantes, niños muy pequeños, edades muy distintas, etc.).
Para saber cuándo y cómo intervenir en los conflictos, es necesario analizar primero el conflicto. Podemos distinguir entre los conflictos originados por un ambiente no-adecuado (los conflictos evitables) y aquellos conflictos que surgen desde la propia vivencia de límites, de la convivencia y de la necesidad de distinguirse como individuos del mundo que les rodea (los conflictos inevitables).
Los conflictos evitables, que surgen por el entorno no-adecuado tienen solución fácil: adecuar el entorno a las necesidades de los niños. Por entorno entendemos tanto el entorno emocional como físico. El entorno emocional adecuado asegura que los niños en todo momento tienen cubiertas sus necesidades emocionales, afectivas, intelectuales y físicas. Por entorno físico entendemos un espacio seguro, sin peligros activos, con materiales adecuados y suficientemente amplio. En un entorno con demasiados límites, donde no hay suficientes posibilidades de libertad de movimiento o donde los materiales no son adecuados o suficientes, las tensiones suelen crecer rápidamente.
El entorno emocional adecuado asegura que los niños se sienten amados y aceptados, lo cual permite que no entren en un proceso de activación de su agresividad (la energía vinculada al instinto de supervivencia) como forma de buscar salida a las frustraciones y a las llamadas de atención.
El entorno físico adecuado asegura que los niños se sienten con seguridad y autonomía para jugar y experimentar y para dar salida a la curiosidad y el deseo de entender y aprender.
Todos disponemos de agresividad, pero en la medida que tenemos satisfechas nuestras necesidades básicas y/o disponemos de canales de expresión y/o disponemos de medios para satisfacer estas necesidades, nuestra agresividad no se activa (o no supera ciertos límites más allá de mantenernos vivos).
La resolución de conflictos
Cuando un niño aprende que los conflictos se resuelven a través de la ley del más fuerte, aplicará este esquema también en su vida como adolescente y adulto y lo aprobará también en general en la sociedad (guerras justificadas, capitalismo salvaje, desigualdad social, etc.).
La violencia suele dar ‘resultados’ y ‘soluciones’ a corto plazo. Por eso es tan fácil que se aprenda y se aplique, a pesar de que las consecuencias a largo plazo son negativas.
A largo plazo, la violencia suele producir personas inseguras:
- O aplicarán la ley del más fuerte siempre que puedan y se esconderán detrás de una pantalla de persona físicamente o síquicamente fuerte –aunque este último suele mas bien traducirse en insensibilidad. (Estaríamos hablando en este caso en realidad de una persona dura.) En muchos casos necesitarán reconfirmar ese papel de persona fuerte, a través de por ejemplo una carrera profesional a todo coste o ejercer el papel de dominante en sus relaciones con otras personas. Llegando a la extrema contradicción: cuánto más violenta (más necesidad de expresar su superioridad) es la persona, más débil en el fondo se siente y es.
- O asumirán el papel de persona que se adapte siempre a las situaciones sin tomar en cuenta sus propios deseos. No opina, no se siente importante, hasta llegar al extremo de autolesionarse.
La resolución de los conflictos entre niños.
Los niños aprenden de los adultos como resolver los conflictos por tres vías:
1) El trato entre los adultos: como los padres y otras personas de referencia resuelven sus conflictos
2) Como los adultos tratan a los niños
3) Como los adultos manejan las relaciones entre los niños.
1) Si queremos que los niños no sean violentos entre ellos, es muy importante que las personas de referencia para los niños tampoco lo sean. Los niños (pequeños), en gran parte, aprenden a través de la imitación, y se comportarán según ven en su entorno. Aquí es muy importante señalar el efecto dañino de la televisión, sobre todo en niños pequeños. Horas de películas y dibujos animados en los cuales sus héroes resuelven una y otra vez sus conflictos de forma violenta, forman un ejemplo muy seguido y imitado por los niños. En sus juegos imitan a sus héroes, -más todavía si les compramos los atributos (armas) que utilizan- y así interiorizan estas actitudes como propias de una forma inconsciente. No importa si los niños ya un poco más mayores saben distinguir entre la realidad y la ficción, la interiorización de las actitudes y de los modelos para resolver los conflictos se hace de forma inconsciente, repitiendo una y otra vez las escenas. (Ese proceso de interiorización inconsciente también ocurre en los adultos, en este principio está basada la publicidad diaria y repetitiva.)
2) Los niños también aprenden de la forma como los adultos les tratan. Si no damos respuesta a sus necesidades, si pretendemos que nos obedezcan, si pensamos que les tenemos que explicar todo (porque nosotros lo sabemos y ellos no), intentamos convencer, no toleramos respuesta, gritamos, nos quejamos, insultamos, damos órdenes, etc., aplicamos una comunicación unidireccional del adulto (superior) hacia el niño (inferior). El niño aprenderá que el más fuerte impone su voluntad al más débil, y lo aplicará también. No atender las necesidades del niño, es una forma de violencia, en la cual el adulto ignora, es decir, convierte en un inferior absoluto, al niño. La reacción del niño será sobre todo una reacción de sumisión o de traslado de la agresividad a otros niños. Pocas veces los niños pequeños entrarán en reacción (una escalada) contra sus padres, las personas que más (les) ‘quieren’. (Cosa que puede cambiar en la adolescencia, y aun así se hará generalmente de forma indirecta, asumiendo actitudes que chocan a los padres.)
3) La tercera forma como los niños aprenden de los adultos a manejar los conflictos es como ven a los adultos manejar las relaciones entre los niños. En la medida que dejamos a los niños resolver sus conflictos de forma violenta, buscamos culpables (el malo), sólo intervenimos cuando la violencia sobrepasa ciertos límites, ignoramos o minimizamos la violencia y sus efectos o intervenimos de forma violenta, también les estaremos enseñando y confirmando este modelo violento.
Cuándo y cómo intervenir
Hay que distinguir entre conflictos puntuales y los conflictos ‘crónicos’, cuando un niño muestra una actitud conflictiva frente a otros niños de forma más constante, incluso sin que haya un conflicto concreto entre ellos.
A/ Conflictos puntuales
En caso de los conflictos evitables, la solución es adecuar el entorno. Si eso no es posible o en el caso de un conflicto no-evitable tenemos que pensar sobre el cuándo y el cómo intervenir.
¿Cuándo intervenir en conflictos puntuales?
1) En primera instancia dejamos que los niños experimenten y en muchos casos encuentren una solución por su propia cuenta. Aunque se crea un momento de tensión, aunque parece que las cosas van por mal camino, dejamos que los niños tengan la oportunidad y la experiencia de encontrar una solución. Eso sí, si vemos que la situación se vuelve tensa, o que un niño no se encuentra bien, nos acercamos, nos bajamos a su nivel (literalmente) y dejamos notar nuestra cercanía.
2) Cuando el conflicto se hace violento hace falta intervenir para evitar agresiones peligrosas y ayudar a encontrar una solución no violenta
3) En muchos casos no estaremos presentes cuando ocurre un conflicto con desenlace violento, y nuestra intervención es a posteriori.
Muchas veces se asume, en el punto 2), que no hay que intervenir cuando los dos niños ya son un poco mayores y sólo hacerlo cuando hay una gran desigualdad entre los niños, cuando son niños muy pequeños (menos de 3 años) o cuando la ‘solución’ del conflicto realmente se vuelve muy violenta. Creo que es una actitud errónea como reacción generalizada o regla fija, porque
a) los niños tienen ocasiones de sobra para experimentar la resolución de conflictos sin presencia y ayuda de un adulto;
b) la no-intervención del adulto presente durante la resolución violenta del conflicto les enseña a los niños que así se resuelven los conflictos. Y si el adulto sólo interviene en determinados momentos, les parecerá que toda la fase anterior a la intervención es una violencia tolerable o que ni siquiera es violencia;
c) es muy relativo lo que es muy violento (lo que determina el momento de la intervención del adulto). La violencia verbal y la actitud amenazante (en general ni siquiera considerada como violencia) también son muy dañinas;
d) la intervención del adulto es la oportunidad para acompañarles en el proceso creativo de encontrar soluciones y para experimentar otras formas de resolver los conflictos en su día a día. (Desafortunadamente los niños tienen en su entorno ejemplos de sobra de la resolución violenta de conflictos y carecen de otros ejemplos.);
e) se utiliza el argumento que así los niños se hacen fuertes para afrontar la vida en la sociedad, olvidando que es justamente la violencia que crea personas inseguras
f) también se dice que no hay que frenar o bloquear la agresividad del niño, pero no se trata de frenar la agresividad, sino de canalizarla de otra forma, justamente para llegar a soluciones más satisfactorias que hacen menos necesarias las expresiones violentas o la sobre-activación de la agresividad.
Tampoco hay que asustarse o dramatizar el hecho de que dos niños se pegan en un momento puntual. Son capaces de sobrellevarlo sin ningún problema si no conlleva un bloqueo del juego y si la violencia es simplemente expresión (puntual) de la agresividad vital en ese momento (mas que una forma de solucionar el conflicto). Prueba de ello es que muchas veces, a los pocos segundos, están otra vez jugando juntos. El problema está cuando vemos que es muy seguido, sistemático, desigual, bloquea el juego, o que sí influye en la actitud de los niños.
¿Cómo intervenir en conflictos puntuales?
1) No intervenir en un proceso de creación y solución de un conflicto cuando no es violento.
2) Intervenir en un conflicto concreto: parar el conflicto en el momento de que se vuelve violento. La intervención se hará con el objetivo de calmar a los niños, aclarar la situación del conflicto, y acompañarles en su búsqueda de soluciones. No se trata de proponerles la solución, más bien ayudarles a buscarla. Con niños pequeños se trata muchas veces de acompañarles en su frustración por no conseguir lo que en eso momento quieren.
3) Intervención posteriori: muchas veces intervenimos en un conflicto cuando el proceso de escalada ya está muy avanzada o cuando una de las partes involucradas pide ayuda o viene llorando. Es importante no buscar culpables, porque nuestra posible observación sólo se refiere a la última parte de la escalada del conflicto y no solemos saber como ha sido el proceso, y aunque lo supiéramos no nos ayudaría porque tampoco se trata de ‘castigar al culpable’. Es importante hacer un proceso de des-escalar el conflicto junto con los niños, no para buscar culpables pero con el objetivo de que se den cuenta de que ha habido tal escalada por las dos partes, y que muchas veces se había iniciado por un malentendido o por una acción accidental. Si lo hacemos de forma tranquila, los niños también se tranquilizarán, y les ayudará a darse cuenta cómo se construyen los conflictos y cómo se podrían resolver. La intervención posteriori a veces no se puede hacer de forma inmediata, porque los niños están demasiados exaltados, pero es importante retomar el tema en un momento más tranquilo, para que entiendan mejor lo que pasó y cómo podrían actuar de otra forma.
La intervención del adulto requiere tranquilidad, una actitud firme y a veces una gran creatividad para acompañar a los niños en el camino de una solución. Lo que no deberíamos hacer es castigar (tampoco indirectamente o sutilmente con nuestra actitud), buscar culpables o hacer lo mismo que el niño para que se dé cuenta cómo la otra persona se sintió.
B/ Conflictos ‘crónicos’.
Un niño mantiene una actitud violenta, no sólo en el momento de resolver conflictos puntuales, pero también se impone, aparentemente sin razón, con violencia frente a otros niños.
Es muy importante siempre distinguir entre la persona (que siempre aceptamos) y su actitud violenta (que no aceptamos). En ningún momento se trata de castigar al niño, sino de comunicar sobre su actitud. Comunicar quiere decir hablar y escuchar. Hablar para explicar nuestro rechazo a la actitud de violencia frente a otros niños, y escuchar los sentimientos y las necesidades del niño. Y también comunicar sobre las soluciones. Con una actitud violenta un niño nos está diciendo algo, y si rechazamos su actitud violenta, no quiere decir que rechazamos su mensaje.
En realidad se trata de un conflicto evitable que requiere una intervención integral.
Por un lado habrá que trabajar las causas (un entorno físico o emocional no-adecuado) que generan este mensaje expresado de manera violenta, del otro lado no podemos esperar hasta que algo cambie, porque suele ser un proceso largo para detectar bien las causas y encontrar soluciones para ellas. Por ello también hay que trabajar la forma de expresar el mensaje. Buscar, dialogando, mecanismos para canalizar la energía (de frustración, agresividad, dolor, etc.) del niño de una forma que no sea violenta para los demás – ni para el niño mismo. Por ejemplo a través de más juegos físicos, deporte, mimos, creatividad, etc. Se trata de un proceso comunicativo con el niño para encontrar estos canales. Aquí es importante captar los señales en la actitud del niño que apuntan a un acumulo de agresividad y ayudarle al niño a ser consciente de ello (ayudarle en autogestionar esa energía o agresividad).
Quiero agradecer Hendrik por su autorización para la publicación de este artículo en nuestro blog. Pueden leer más del autor aquí .

jueves, 6 de noviembre de 2008

El retorno de la nodriza china

Les acercamos este artículo publicado en la pagina Radio Nederland (pueden acceder al articulo original haciendo click en el título de la entrada).

Personalmente, prefiero toda la vida la leche de otra mujer (si se han hecho todos los estudios previos, por ejemplo SIDA y hepatitis) que la leche de una vaca, partiendo de la base de que la leche de otra mujer será mucho mejor para mi bebé que la leche de otra especie animal adaptada (y que jamás estará lo suficientemente adaptada para compararse con la leche materna).

Pueden leer más información en el artículo de Mireia Long que publicó Bebés y Mas y al que pueden acceder aquí.


El retorno de la nodriza china

Karen Meirik
04-11-2008

Los escándalos alimentarios se suceden en China. Ahora les toca el turno a los huevos contaminados con melamina y, en la provincia de Sicuani, se han descubierto cargamentos de naranjas con larvas. Para poder tomar alimentos seguros, la gente busca soluciones ingeniosas.

Cuando hace un mes, más de 50.000 niños chinos enfermaron a consecuencia de la leche en polvo contaminada con melamina, un fenómeno feudal ha vuelto a ser foco de atención. En Internet aparecieron innumerables anuncios buscando nodrizas, o sea, las antiguas amas de cría.

Gou Li, de 26 años, vive con toda su familia en una casita de ladrillo con una superficie total de escasos 12 metros cuadrados. Gou dio a luz a su hija Yiyi hace un mes y, desde entonces, obtiene ingresos extras vendiendo la leche que le sobra después de amamantar a su bebé.

"Me sobra mucha leche", dice señalando una fila de botellas llenas de leche materna. "Primero se la daba al perro o me hacía una mascarilla facial con ella pero desde hace poco la vendo a una familia que ya no se atreve a comprar más leche en polvo. Me dan 100 yuan (casi 10 euros) por una botella de 250ml".

Más inteligentes y sanos
Desde que decenas de miles de bebés chinos enfermaron por la ingesta de leche contaminada con melamina, la lactancia materna ha adquirido una nueva dimensión. Ahí donde los fabricantes lograban vender su leche en polvo durante mucho tiempo como manera de mejorar la inteligencia y la salud, ahora la confianza del consumidor en ese producto chino se encuentra en su nivel más bajo. Quien no pueda o quiera amamantar puede alquilar los servicios de una nodriza como Gou Lin.

La primera empresa intermediaria en ese sector fue Trabajo Doméstico Zhongjia, de la ciudad meridional Shenzhen. Su director, Ai Xiaoxiong cuenta que ofrece estos servicios desde el 2006 pero que en el mes de septiembre recibió de 60 a 70 llamadas telefónicas diarias. "El salario de una nodriza ha aumentado de 6.000 yuan por mes a 8.000 y hasta 18.000 mensuales." En otras ciudades los salarios son inferiores pero siguen siendo varias veces superior a lo que gana una niñera diplomada o un maestro.

Dieta nutritiva
Las normas son muy estrictas, según explica Ai. En primer lugar, hay que contar con la aprobación del esposo. Luego siguen los controles médicos entre los cuales figuran las pruebas de SIDA y hepatitis. Finalmente, se prescribe una dieta nutritiva a las futuras nodrizas bajo la supervisión de una nutricionista. "No les está permitido fumar, beber ni tomar comidas muy especiadas. De las trescientas mujeres registradas, 30 han encontrado ya trabajo como nodrizas.

Agua de arroz
En Internet se critica reiteradamente a las nodrizas. "Estas mujeres tienen también un bebé. ¿Qué alimento recibe ese niño cuando la madre amamanta a un bebé ajeno?", se pregunta Aibao en un popular foro para madres. "Generalmente se trata de mujeres pobres que sólo quieren ganar algo de dinero. Yo oí de una nodriza que daba agua de arroz a su propio bebé. ¡Que miseria!".

A Xia, de 26 años de edad y habitante de Wuhan se le conoce por ser la primera mujer que, desde la fundación de la República Popular, trabaja como nodriza y comenzó en el año 2006. Tiene su propio blog desde donde se perfila como un ser mucho más humano y cálido de lo que sus críticos quieren hacer creer. "Echo en falta a mi bebé. Se me saltaron las lágrimas cuando alguien dijo que no podía entender cómo una mujer podía alimentar al niño de otra persona y no al suyo propio. Nunca hubiera esperado yo tanta crítica. La gente olvida que, además de nodriza, soy también madre."

A Xia escribe en su blog que no lo hace por dinero. "Me mueven motivos más profundos, y de no ser así, nunca dejaría sólo a mi niño por otro ajeno. Yuanyuan, el niño que yo amamanto, tiene asma y por eso necesita un alimento mejor. Me siento feliz cuando lo veo beber. Me gustaría que la gente viera en mí a una persona y no sólo una nodriza."

La lactancia materna ha sido hasta hace poco una práctica general en China, pero en los últimos años ha descendido considerablemente el porcentaje de madres que amamantan a sus bebés. En 1998, el 76% de los bebés se alimentaban exclusivamente de leche materna hasta el cuarto mes; en el 2004 el porcentaje era sólo un 64%. A los seis meses, el porcentaje baja incluso hasta el 51%. Una de las razones es que muchas mujeres emigrantes vuelven al trabajo cuando el bebé tiene tres meses de edad. Frecuentemente suele ser en otra ciudad y son los abuelos quienes se encargan del cuidado del niño. Claro que también han influido las campañas de los fabricantes de leche artificial. El hecho de que unos 54.000 niños lactantes chinos hayan enfermado gravemente a consecuencia de la leche infantil contaminada ha conmocionado a los chinos mucho más que los anteriores escándalos de alimentos.

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