Ayer, 15 de septiembre, se celebró la Día Internacional de la Libre Educación.
Lamentablemente, en nuestro país, este día pasa, cada año, sin pena ni gloria. Cuanto nos falta a los argentinos aún, para poder aceptar el derecho de los padres a elegir la mejor educación para sus hijos, y que esta incluya otros tipos de pedagogías, incluyendo el Homeschooling y el Unschooling!
En otros países occidentales (y no me refiero solo a países lejanos, como Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda, Francia y Estados Unidos, sino, por ejemplo, a uno limítrofe: Chile) el Homeschooling es algo conocido, y nadie se asusta ni se asombra si otra persona cuenta que "educa en casa".
A modo de simple homenaje, les adjunto un link sobre el tema, y un extracto de otro artículo, que pueden encontrar completo aquí (cabe aclarar que en este artículo, no coincido con la postura de la psicopedagoga que cierra la nota).
EL HOMESCHOOLING O LA EDUCACIÓN SIN SALIR DE CASA. CUANDO EL HOGAR ES TAMBIÉN LA ESCUELALA CRISIS EDUCATIVA –
VIOLENCIA ESCOLAR, PAROS, PROBLEMAS EDILICIOS, FALTA DE RECURSOS - HACE QUE CADA VEZ MÁS PADRES LA ELIJAN. Y YA HAY UNA ASOCIACIÓN QUE LA PROMUEVE.
Sus tiempos son diferentes. Después de un desayuno cálido en familia, mamá le prende la compu y le pregunta qué quiere aprender hoy: ¿álgebra, geografía o literatura? “Literatura”, contesta, sin dudar, mientras ya empezó a leer de reojo las primeras líneas del libro.
Más tarde visitará la biblioteca del barrio como lo hace a diario y se conectará a Internet, para ver si le mandaron el cuestionario de Historia.
De este modo transcurre sus días un niño argentino cuyos padres han decidido que se eduque en el hogar, lo que implica no asistir a la escuela.
Porque el homeschooling –con ese nombre nació en los Estados Unidos– se practica en la Argentina cada vez con mayor frecuencia, y las respuestas que lo impulsan son: libertad, seguridad y capacitación.
Julio Archet es el presidente de Educación Personalizada, un grupo de padres que se conectan a través de Internet para ayudarse, intercambiar ideas e información. “Los guiamos durante los primeros años y después ellos ya son autogestivos para desarrollar un programa de estudios. Usamos los mismos libros-guía que el sistema educativo, pero lo complementamos con abundante información y ejercicios. Utilizamos enciclopedias y desarrollamos los temas hasta donde entiendan. Son pocas horas pero muy intensas y dirigidas a lo concreto y no repetitivo, explica. Todos los padres que deciden educar a sus hijos en casa están amparados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos del Niño y por la Ley Federal de Educación. Luego, los chicos pueden rendir exámenes libres y así ingresar a la Universidad.
“No necesitamos de la escuela para educar a nuestros hijos. Si de formación argentina hablamos, hay que recordar la cadena de bochazos al ingreso de las universidades y a los chicos que no saben una tabla de multiplicación. El sistema educativo no nos ofrece mejores posibilidades: no contemplan un ámbito adecuado desde lo edilicio, acústico, luminoso y ni hablar de las herramientas de trabajo y la seguridad”, justifica Archet.
Flavia Vegezzi es madre de tres varones desescolarizados, como ella los llama. “Optamos por la educación a distancia y trabajamos por proyectos. Hacen trabajos de investigación, buscan información, la procesan, lo leemos todos juntos, discutimos y les pedimos que hagan informes, resúmenes o monografías. También van a prácticas de deportes, talleres de música o arte, de acuerdo a los intereses de cada uno.”
Bajo este sistema y el uso indiscriminado de las bibliotecas barriales y de Internet, los chicos aprenden y alcanzan niveles muchas veces superiores, por manejar otros tiempos e intereses. También pareciera ser indispensables un nivel cultural alto por parte de los padres y, en algunos casos, un buen pasar económico.
Por eso, cuando surge la pregunta fundamental: “¿Qué se requiere para educarlos en casa?”, Isabel Ferreira, madre de dos nenas y un varón que no asisten a la escuela, explica: “Nosotros no somos docentes, ni pretendemos serlo. No planificamos lo que nuestros hijos deben aprender. Estamos al servicio de sus intereses, respondemos a sus inquietudes al tiempo que surgen.
En cuanto a la socialización, Archet cuenta: “Ellos no están todo el día metidos en casa. Tienen amigos, no muchos, los que ellos deciden. Son fieles, sencillos, proyectan paz interior, y están seguros de sí mismos"
Pueden encontrar más información sobre Homeschooling en la pagina de la Asociación Española ALE (Asociación Libre Educación).-
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