... y ha sido hermoso.
Iba a titular esta nota como "primer día de clases", pero estaría faltando a la verdad. Porque no ha habido "clase" en el término estricto de la palabra. Por el contrario, en lugar de una "clase" hemos encontrado un espacio maravilloso.
Llegamos casi puntuales, unos dos o tres minutos pasadas las 8 de la mañana. Como era el primer acercamiento de Joaqui con las maestras y los nuevos compañeritos (el espacio ya lo conocía), entré con el.
El salón apenas tenía luz, ya que no había luz electrica prendida, así que era solo la luz que venía desde las ventanas a esa hora de la mañana.
Los niños estaban sentados en el piso, alrededor de una maestra, que sentada en una sillita baja, cantaba. Era un canto dulce, suave. Terminaba, y volvía a empezar, lo repetía como un mantra. Algunos niños cantaban tambien, y hacían juegos con las manos acompañando la melodía. El tono era tan bajito, que no pudimos entender la letra. Me senté con Joaqui.
Al ratito, cerraron la puerta tras nosotros, y la maestra comenzó a contar un cuento, que teatralizaba con muñequitos de tela y lana, telas para hacer el paisaje (verde para las pasturas, azul para el agua) y un barquito de madera. Joaqui lo escuchó atento a la historia.
Cuando terminó el cuento, cada maestra (que estaban sentadas mezcladas con los chiquitos) fue hacia un rincón y se puso a hacer alguna actividad: una a preparar pan, otra a pintar, otra a armar un paisaje con telas para poner muñequitos en él, otra a vestir y peinar muñecas... Cada niño eligió libremente un rincón, y se puso a hacer lo que le apetecía. Incluso había dos niños que se recostaron a dormitar sobre unos colchones, en un rincon, sin que nadie los moleste.
Joaqui se quedó a mi lado un rato, observando. De a poco, se fue integrando. Primero, eligiendo muñecos para poner en el escenario. Luego, jugando con autitos de madera. Iba y venía. Me mostraba. Me observaba de lejos. Venía en busca de consuelo si otro niño agarraba el juguete que el quería. En un momento se peleó con otro nene por unos caballitos. La maestra se acerco, los presentó, y los invitó a jugar juntos, cada uno con un caballo. Conflicto solucionado, y Joaqui y Gabriel jugaron tranquilamente durante un buen rato.
Al cabo de más o menos una hora, las maestras empezaron a guardar, mientras cantaban. No hizo falta que le dijeran a ningún chiquito que guarde. Hasta Joaqui se puso a imitarlas y a poner cada cosa en su lugar!!
Cantaron una canción (Winzi Winzi Araña...), lento, luego rápido, luego bajito que ni se escuchaba... Y llegó la hora de salir al parque.
Se abrieron las puertas y los niños iban saliendo de uno en uno. Otra vez, sin directivas de ningún tipo. Una maestra llenó varias regaderas, y algunos chiquitos la acompañaron a regar plantas. Otros sacaron palas y baldes y se fueron al arenero. Otros saltaban una soga que movía otra de las maestras. Otros jugaban con carritos y autitos de madera. Otros se trepaban a los arboles. Otros armaban carpas y tuneles con telas, extendiendolas de una rama a otra de un arbol.
Joaqui jugó un rato con un caballito de madera, los típicos de nuestra niñez, hecho con un palo de escoba. Luego saltó un buen rato a la cuerda. Ya a esta altura, cada vez me buscaba menos. Pasaban varios minutos que ni se daba vuelta a mirar si yo seguía allí.
Después se subió a un arbol, y allí hizo un nuevo amigo: Alvarito.
Alvarito tomó de la mano a Joaqui y juntos empezaron a trepar el puente de madera, después se subieron a una tarima jugando a los astronautas, y después corrieron adentro a buscar unas capas para transformarse en caballeros.
Cuando quisimos acordar, ya había pasado otra hora completa.
Supuestamente, el horario de adaptación era de 8 a 9:30 hs. Eran las 10, y Joaqui seguía jugando felíz!!
El problema fue cuando dieron por finalizado el día. Lloraba... porque no se quería ir!!!
Esta primer impresión del cole ha sido la mejor que pude haber tenido.
Maestras amorosas, niños felices, y sobre todo, MI HIJO FELIZ. Es la primera vez en 4 años que no sufro una adaptación del cole de Joaqui. Y no es que los anteriores coles fueran malos, todo lo contrario, si lo llevaba era porque me gustaban. Pero creo que al fin Joaqui ha encontrado SU ESPACIO, SU LUGAR.
Ya les iré contando a medida que sigamos avanzando.
Y no, por primera vez no tengo fotos de este primer día de escuela. Porque todo era tan mágico, que sentía que una foto podía quebrar toda esa magia. Así que, a pesar de tener la cámara en el bolso, no tomé ninguna. Ni vi a nadie que lo hiciera.
Pero eso sí, este día quedó grabado en mi memoria para siempre.
3 comentarios:
Que lindo!! Me alegro mucho por ustedes!! Este año Juampi de 1 año se va a quedar con las abuelas, recien el año q viene lo mandariamos a jardincito. Lástima que por donde vivo yo no hay jardines así, son mas bien tradicionales, y mi marido entra a las 6 am a trabajar, no hay chance de trasladarnos =(
Pero que linda experiencia, espero que nos sigas contando tus experiencias con este maravilloso jardin!
Qué bonito..... Llevo semanas acordandome de si Joaqui ya habría empezado en la escuela y es que si Dios quiere Guillermo en octubre empezará en una escuela Waldorf y me da algo de miedo pensar en si será capaz de adaptarse, ya que él no se adapta muy a los cambios y a las situaciones nuevas......
Cuando visité la escuela hace unos 6 meses lo que más me gustó fué ver a los niños disfrutando tranquilos de un montón de juegos, ordenadamente, cantando, bailando, cada uno a su ritmo, el olor del pan en el recinto, las palabras suaves de las maestras...La pena es que hijo no paraba de llorar afuera en el patio :0(
Me ha gustado mucho leerte y me da ánimos para lo que vendrá en unos meses.
Saludos
ah que hermosura de post !!y que bueno la primera impresión del cole, de verdad eso nos angustia mucho, y me alegro que Joaquin encontrara unas maestras amorosas , y lo mas importante que lo viste FELIZ ,eso l odice todooo , que bonito todo, teneis razón es mágico, muchos besitos...se nos crecieron nuestros bebé, a Dios gracias tanto tu como yo tenemos otro en casita. Dios los bendiga !!!
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