jueves, 25 de agosto de 2011

Deshumanizar e infantilizar


“Deshumanizar e infantilizar”, será una materia en la facultad de medicina?

Hace ya varios días que vengo enfrentándome con distintos casos de maltrato obstétrico, falta de información e infantilización del médico al paciente.

El primer caso fue hace un poco más de 2 semanas. Tuve la mala suerte de que Maite se cayera del huevito, donde la había puesto arriba de la mesa (sí, ya sé, tremendo descuido, pero así es como suceden los accidentes, cuando uno hace algo por “2 segundos” que pueden resultar fatales).
Cayó hacia atrás, de cabeza. Lloró muchísimo, pero por cómo había caído me asusté un poco, y la llevé a una guardia para que le hicieran una placa y la revisaran.
Quedó en observación durante 6 horas. Hasta ahí, todo bien. La pediatra de guardia había dicho que la placa había salido bien, y habló con la pediatra de cabecera de Mai y acordaron que a las 6 hs. de observación, si todo estaba bien, me daban el alta…
Pero entremedio hubo un cambio de guardia, y cuando llegó el momento del alta médica, la pediatra era otra. Nos dice que se quedaba más tranquila si antes de irnos le hacíamos una tomografía computada a Maite, para asegurarnos que no hubiera derrames, ya que al tener la mollera abierta, si había un derrame la presión era menor porque salía por la mollera, y podía no haber síntomas hasta que fuera tarde.
Yo sabía que la beba estaba bien (intuición de madre), pero accedimos.
Cuando pusimos a Maite dormida en el tomógrafo, la técnica nos pregunta si estábamos seguros de lo que estábamos haciendo.
Empezamos a charlar con la técnica, y es así como nos desayunamos que una tomografía equivale a 100 RX DE TORAX!!! Eso en la cabecita de una bebé de 3 meses, que tiene todas sus neuronas en plena formación!!
Evaluamos el costo-beneficio, y decidimos no hacer la tomo. Cuando se lo informamos a la pediatra, ésta empezó con todos los motivos médicos para hacer la tomo (que ganábamos horas preciosas en caso de que hubiera derrame, etc). Le preguntamos cuanta radiación significaba una tomo, se quedó media corta, y nos contestó lo mismo que la técnica: 100 RX. Más de las que yo me he hecho en toda mi vida

Que sí, que no… es difícil tomar una decisión así, con un médico que te dice que tenés que hacerla y una técnica que te dice que si fuera su hija, no se la hace ni loca… Finalmente decidimos seguir nuestro instinto, considerando que el riesgo de no hacer la tomo era menor en comparación a la radiación que le daríamos si se la hacíamos, y firmamos un alta voluntaria retirando a la gorda de la guardia bajo nuestra responsabilidad…

En un momento de la conversación con la técnica y la pediatra (que ojo, era amorosa, pero estaba empecinada en que hiciéramos la tomo), la médica le dijo a la técnica: hacemos tomos todo el tiempo sin dar tantas explicaciones a los padres y nunca tenemos problema… “Sin dar tantas explicaciones”!!! Eso es lo principal que deberían dar, para que pudiéramos dar una autorización realmente libre!! Y a qué punto hemos llegado, que como padres tomamos la palabra de los médicos como si fuera santa, y no indagamos sobre qué hacen a nuestros hijos, cuales son los riesgos/beneficios y si existen alternativas??!!

En otro contexto, en distintos ámbitos he escuchado varios casos de maltrato obstétrico. Algunos han sido en foros y grupos en los que participo, en otros casos cercanos, de personas conocidas. En algunos casos, los más aberrantes, donde la violencia ha sido más “palpable”, han sido en Hospitales Públicos. En otros casos, los más disimulados, donde el maltrato pasa por la infantilización, el “es por tu bebé”, a tal punto que en la mayoría de estos casos la madre sencillamente no registra el maltrato, ha sido en sanatorios privados.

Esta “violencia obstétrica” (y a veces hasta neonatológica) va desde el maltrato liso y llano, con gritos, insultos, falta de atención e incumplimiento de la ley de parto respetado por parte de los profesionales médicos y de enfermería, hasta el más solapado de separación precóz y persistente de madre y niño, poner chupete, dar mamadera o vacunar sin previa autorización de los progenitores, etc.

No puede dejar de asombrarme como en pocos años, hemos sido tan infantilizadas, de a poco nos han robado nuestros partos y ahora también la responsabilidad sobre la salud de nuestros hijos. No puede dejar de asombrarme como los padres delegan todo (y cada vez más) en la “ciencia médica”, que bienvenida sea en casos de enfermedad, pero siempre brindando información suficiente, entendible y veraz a los padres, para que sean estos los que tomen las decisiones que consideren mejor para sus hijos, de acuerdo a sus convicciones, estilo de vida y crianza.

No deja de asombrarme como la mayoría de la gente no registra el maltrato y se siente segura y tranquila si tiene la mayor cantidad de tecnología médica a su alrededor, cuando a veces solo hace falta mirar a nuestros hijos y mirarnos a nosotros mismos.

Después de todo, ser padres es una responsabilidad que asumimos para toda la vida, y como tal, viene acompañada de la toma de decisiones que no siempre son fáciles, pero que en todos los casos deberían ser nuestras y no de un equipo médico, que a mi criterio debería aconsejar y recomendar, ya sea en casos de estudios y tratamientos en los que es recomendable que los padres puedan tener un cabal conocimiento del costo/beneficio, como en otras situaciones directamente no deberían meterse y dejar en libertad de acción a los padres, por ejemplo en qué alimentos ofrecer a nuestros hijos, hasta cuando colechar, hasta cuando dar la teta, a qué edad escolarizar, cuando dejar los pañales, etc…

Es increíble cuando, tratándose de nuestros hijos, pedimos muchas menos explicaciones al profesional que cuando se trata de nuestra propia salud (y a veces, si la pedimos, nos la niegan)y como permitimos que se metan en nuestra forma de crianza de maneras que jamás permitiríamos que un profesional de la salud se meta en otros aspectos de nuestra vida íntima.

martes, 2 de agosto de 2011

Newsletter Laura Gutman Agosto 2011


La vida de pareja cuando llegan los hijos... que tema!!
Tener un bebé que llora, los pechos chorreando leche, unas ojeras que te las pateas, la panza que parece un globo desinflado, todo lo cual te hace sentir la mujer menos atractiva del planeta, y encima tener que estar disponible, cuando tu líbido está totalmente en otro lado...Niños que lloran, que se meten en la cama de los padres a mitad de la noche (o que directamente duermen toda la noche con nosotros), que se despiertan JUSTO en "ese momento"...Sin embargo, todas estas cosas, cuando hay VERDADERO AMOR, lejos de separarnos, nos encuentran como pareja... Claro que habrá discusiones, habrá momentos de "no tener ganas", habrá momentos de exigencias de uno y otro lado...Pero cuando te mirás a los ojos con ese hombre que es el padre de tus hijos, una mañana en la cama familiar, y te tomás de la mano por encima de esas caritas diminutas que aún duermen... ahí te das cuenta que todo lo que necesitás en el mundo cabe en una cama de 2x2 (y más chicas también!!).


Mitos, mentiras y supuestos de la vida en pareja

No pretendo hablar sobre el amor romántico, porque los poetas y sacerdotes de todas las culturas en todos los tiempos lo han descrito. Pero sí diré algo sobre el amor en la pareja: Actualmente suponemos que la vida en pareja es algo favorable, y estamos condicionados para encontrar al príncipe azul o a la princesa rosa. Habitualmente, ese “encuentro” sucede cuando sentimos una fuerte atracción sexual por el otro. En seguida interpretamos que “eso” es amor. Y sobre la base de “ese” amor, armamos nuestros proyectos de seguridad. Las mujeres buscamos protección, sobre todo si creemos que en el futuro tendremos hijos. Los hombres buscamos suavidad y amparo. Y así firmamos contratos titulados “amor para siempre” con letra brillante seguidos de varias páginas con letra chica que no leemos porque estamos muy ocupados haciendo el amor. Luego, más tarde, nacen los hijos. En consecuencia la fuerte atracción sexual, como mínimo, se modifica, por no decir algo más contundente. Desaparece “eso” que nos tenía tan “enamorados”. Entonces empieza un período de reclamos mientras revisamos el contrato original, constatando todo aquello que hemos firmado de puño y letra. En esa letra chica figuran los hijos de matrimonios anteriores, los ex cónyuges con sus propias exigencias del pasado, las familias ascendentes con sus diferencias culturales o ideológicas, el mal humor de nuestro cónyuge, la debilidad, los malos hábitos, la pereza, la adicción al trabajo, las enfermedades, la incapacidad para generar dinero, la inestabilidad, el olor a cigarrillos y todos los pecados que parecen multiplicarse y manifestarse en ese individuo que duerme en nuestra cama. Creemos que la culpa es del otro, claro. Y que todo se solucionaría si el otro hiciera eso que nosotros queremos que haga. ¿Qué pasó? Pasó que “antes” tampoco hubo amor. Tal vez hubo deseo. Miedo. Necesidad de resguardo. Necesidad de compañía. Necesidad de crear una ilusión. Hubo necesidades a granel. Es decir, hemos utilizado al otro para satisfacer necesidades primarias. Pero resulta que el amor es otra cosa. El amor es ofrecer y poner a disposición todo lo que el otro necesita o desea. El amor sólo pretende complacer. El amor es altruismo puro. El amor ama. Nada más. No pretende nada para sí.
Por eso, si tenemos muchas quejas con relación a nuestro partenaire, primero observemos si alguna vez lo hemos amado. Luego decidamos si estamos dispuestos a empezar a amarlo, a partir de hoy.


Laura Gutman.


lunes, 1 de agosto de 2011

Día de la Pachamama y SMLM 2011


Hoy se celebra en el norte de mi país la fiesta de la Pachamama, la Madre Tierra, la diosa de la tierra y de la fertilidad, que nutre a los hombres.
Y como hoy comienza también la Semana Mundial de la Lactancia Materna, me encantó esta imagen que encontré en internet, donde la Pachamama amamanta a un niño.
Al ser la diosa que nos da todo lo que nos alimenta, la Pachamama tiene mucho que ver con la lactancia materna, ya que al igual que ella, nuestra madre es quien nos nutre con su leche, nos da calor y nos protege...
La tierra, la Pachamama, nos da todo todo lo que podemos necesitar: frutas, verduras y semillas para alimentarnos, agua para aplacar nuestra sed y para refrescarnos, árboles para cobijarnos. Igual que la leche materna, que nos brinda todos los nutrientes necesarios, aplaca la sed y el regazo de nuestra madre es un lugar donde cobijarnos para buscar calor, confort y consuelo.
Ojalá aprendamos a cuidar mejor a nuestra tierra, que tanto nos da, y una buena manera es amamantando: la forma más natural, económica y ecológica de brindar a nuestros hijos mucho más que alimento.


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