viernes, 13 de septiembre de 2013
Las capacidades de una nueva generación de niños
domingo, 26 de mayo de 2013
Otoño
El otoño
lunes, 13 de agosto de 2012
Estreno de la película La Educación Prohibida
Finalmente el día ha llegado, y la película se estrena hoy en 151 salas alrededor del mundo.
Yo ya no puedo esperar que los chicos se duerman para poder verla tranquila.
Como la película es de libre distribución, acá la dejo en su versión completa.
miércoles, 18 de julio de 2012
De inviernos, faroles y vacaciones
jueves, 29 de marzo de 2012
Y los niños crecen...

martes, 24 de enero de 2012
Qué es la pedagogía Waldorf?
Me ha encantado este video, porque expone de manera clara y concisa, quien fue Rudolf Steiner, y cómo son las escuelas que siguen su pedagogía.
Espero que lo disfruten.
domingo, 18 de diciembre de 2011
Fin de año, 2da parte: Felices Vacaciones
Estamos muy contentos. Aún no escribe oraciones, apenas algunos palabras (muchas las aprende copiandolas), pero reconoce casi todas las letras con sus sonidos y, lo más importante de todo, está aprendiendo a su ritmo, como con todos los demás procesos de la vida: caminar, hablar, dejar los pañales.
En el cole de Joaqui no hay gran acto de fin de año con niños actuando en un escenario, disfraces, y demás.
En su lugar tenemos las "Crónicas". Nos reunimos todas las familias con los maestros. Los maestros van llamando de uno en uno a los niños, y a su turno le entregan a cada uno de ellos un poema, escrito especialmente por el maestro de la clase para ese niño:
Este es el poema que escribió el maestro Fede para Joaqui este año:
Yo tengo un amigo en el fondo del agua, es un pececito de oro y de plata. En la lagunita cuando lo visito, viene a saludarme pegando saltitos. Más cuando no viene me siento solito porque creo que él ya no quiere ser mi amigo. En el fondo del agua es que no puedo ver, todo lo que mi amigo allí tiene que hacer. En esta lagunita hay algo que aprendí, que aunque no esté conmigo mi amigo siempre está ahí y si soy muy paciente y lo puedo esperar, él me traerá secretos desde el fondo del mar.Sencillo, y sin embargo describe a Joaqui de una forma increíble.
Estas son las pequeñas cosas que nos hacen volver a elegir esta escuela una y otra vez.
Después nos entregaron la carpeta con el poema, que deberemos leerle a Joaqui durante el verano, porque es una forma de trabajar con él en sus debilidades (la impaciencia), y los cuadernos donde trabajaron lengua y matemática durante el año, así como sus labores.
Hasta el año que viene Cole!!
viernes, 23 de septiembre de 2011
Con olor a campo
miércoles, 6 de julio de 2011
1er grado

jueves, 3 de marzo de 2011
Algunas cosas que quiero compartir
También quería compartir con ustedes el último Newsletter de Laura Gutman, que me encantó y me vino de perillas, ya que como yo ya estoy muy incomoda con la panza (y a pesar de que tenemos una king size) estoy durmiendo muy mal con los chicos en la cama... cuando me doy vuelta para un lado o para el otro, me encuentro con alguno de los dos, que cuando se mueve me pega sin querer un manotazo o una patada... Así que estamos intentado pasarlos a su cuarto. Pero Joaqui está bastante reacio a esta decisión.
La única noche que logramos pasarlos, Joaqui durmió solo hasta las 4 am que se pasó a nuestra cama, y Emma... durmió sola toda la noche!! Hasta las 8 de la mañana, cuando me iba a trabajar, y se despertó de lo más campante y la acosté con el hermano y el papá...
Pero para no mezclar, el Newsletter lo pongo en un ratito en una entrada aparte, como habitualmente hacemos con los News de LG.
Eso es todo por ahora! Esperando poder reportarme más seguido en breve (en cuanto tenga internet en casa) y que no dejen de visitarnos!
jueves, 9 de diciembre de 2010
Adiós al Jardín
sábado, 27 de noviembre de 2010
Reflexiones
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Juguetes y estereotipos




martes, 26 de octubre de 2010
La educación prohibida
viernes, 1 de octubre de 2010
El maltrato verbal es violencia
domingo, 29 de agosto de 2010
La escuela autónoma, dentro de la vida cultural autónoma.

(Extraído del libro Educación Waldorf, una pedagogía integral, pag. 147 a 159)
¿Qué diremos de los obstáculos y resistencias procedentes de afuera? No nos ocupamos aquí de todo lo que arremete contra los niños, seduciéndolos o acosándolos. Puede encontrarse diariamente el material en cualquier periódico o suplemento, lo que demuestra que se trata de cuestiones de importancia secundaria.
Aquí nos limitamos a la cuestión primaria, es decir a la dependencia del sistema escolar.
En los tiempos en que la religión, el arte y la ciencia derivaban de la fuente unitaria de los Misterios y, en consecuencia, formaban ellas mismas una unidad, era imposible que se erigiera en problema general la pregunta acerca de quién tiene que educar a los niños y a los jóvenes. Esta pregunta sólo pudo surgir en el momento en que los que pugnaban por imponer estas metas eran entonces los mismos educadores. Sin embargo, por mucho tiempo la educación siguió funcionando sin dependencia alguna de un poder que actuara fuera de la esfera educativa. Esto ni siquiera fue el caso en la Edad Media cristiana. Cada profesión formaba la juventud de conformidad con sus propias condiciones vitales: el profesor de la escuela monástica, el instructor de la caballería, el maestro de los gremios y oficios burgueses, no formaban y educaban la juventud por encargo de poder alguno ajeno a su propia esfera.
Toda esta situación cambió radicalmente cuando el poder estatal introdujo la enseñanza obligatoria y, posteriormente, la asistencia obligatoria a la escuela. En los países europeos, esta evolución se inició a principios del siglo XVII. De ninguna manera se nos ocurre negar que esa evolución fue históricamente necesaria y que tuvo ciertos efectos benéficos. Sin embargo, los beneficios pueden convertirse en lo opuesto, cuando ya no son de actualidad. Y no es de actualidad hoy día la administración de la escuela por el Estado. No es de sorprenderse que se considere como un loco ideólogo, o cosa peor, a quien haga semejante afirmación. Ciertas opiniones se han consolidado a través de largos tiempos en forma tal que el sólo tocarlas se considera sacrilego. Una de estas opiniones, es el prejuicio de que la educación ha de ser de la competencia indiscutible del Estado.
Es cierto que, además, la vida económica universal requiere ciertas exigencias a la educación. Los prohombres de la economía y de la industria empiezan a expresar su parecer sobre la constitución intelectual del joven egresado de la escuela o de la universidad, para que pueda servir, de la mejor forma, a la vida económica. Se hace mención de la “confiabilidad”, “movilidad”, “sentido de responsabilidad”, etc., todas ellas, cualidades bastante útiles de cuyo cultivo deberá ocuparse la escuela. Además, se exigen los respectivos conocimientos especializados.
Los que formulan semejantes peticiones olvidan por completo plantear, antes que nada, la pregunta de si la vida económica que de esta manera presenta sus exigencias a la educación, tiene ella misma una estructura deseable. Parece que ciertos círculos opinan que esta estructura es suficientemente buena y que no le queda más remedio al hombre en cierne que adaptarse a ella. Nunca se plantea la pregunta de si acaso pudiera ser función de la escuela formar a los jóvenes de manera que ellos desenvuelvan sus disposiciones puramente humanas y que las energías desplegadas de esta manera pudieran, en el futuro, dar una nueva forma al a vida económica.
Hemos de reconocer que la educación no mejora si se organiza según las demandas de las necesidades económicas; por el contrario, empeora. Pero, ¿será posible que descienda más todavía?
No es significativo que en una u otra parte existan personas satisfecha con el régimen educativo de suplís, por moverse sobre determinados caminos consagrados por la tradición. No se dan cuenta esas personas de que estos caminos conducen hacia el abismo de la civilización.
Si el Estado administra la educación, tiene que plantear demandas que tienen un efecto igualitario y nivelador; le es materialmente imposible tener en cuenta las dotes individuales del alumno; ha de fijar reglas para calificar el “rendimiento”. Y puesto que no es posible plantear semejantes reglas para la vida artística y moral (a toda persona sensata le parecería necio leer en la hoja de calificaciones de un alumno: “Religión: aprobado”), esas reglas y los exámenes postulados por ellas, tienen que limitarse forzosamente a los conocimientos que pueden medirse. Ahora bien, ese conocimiento medible no puede abarcar al ser humano en su plenitud, sino es una sola faceta de la naturaleza humana que, si se cultiva unilateralmente, perjudica a la naturaleza humana total. Si luego, al lado de esta educación intelectual, se decreta una instrucción artística, ésta no conduce a un mejoramiento, sin a un doble empeoramiento, pues en este caso se adjudica a lo artístico el papel de suplemento secundario dentro del cual jamás podrá prosperar. Vana es toda palabrería de “formación de lo humano general” mientras el Estado administre la educación, puesto que si él es sincero consigo mismo, no puede apoyar otra meta educativa que el de formar fieles y útiles servidores, es decir, ciudadanos que a todas las disposiciones gubernamentales respondan con un “sí” incondicional. Obsérvese que todas las instituciones de la educación actual en los llamados países civilizados sirven, en último análisis, a esta meta educativa, con sólo leves modificaciones según el matiz de los partidos.
¿Quién, entonces, tendría que administrar la educación? ¡Los que enseñan y educan! ¿Cómo funcionarios o empleados del Gobierno? Sería lamentable para ellos y para la educación si tuvieran que serlo. Porque en tal caso nunca podrían ellos actuar con base en su propia intuición pedagógica, sino enseñar lo prescripto por alguna autoridad; en su quehacer nunca podrían apoyarse en una antropología científico-espiritual concebida en autonomía; nunca podrían empezar por dirigirse, en primer término, a la naturaleza individual y a las leyes evolutivas del hombre en cierne, puesto que en forma amenazadora tendrían ante ellos la meta obligatoria fijada para cada año lectivo, y la obligación de conducir al mayor número de alumnos hacia esa meta. Así el maestro se convertiría en el menos libre de todos los hombres, cuando él precisamente debiera personificar ante los niños el ideal del hombre libre.
Aquí cabe un comentario acerca del régimen de exámenes creado por el Estado. El primer examen es para determinar si el niño se halla maduro para la escuela. Se le ponen al niño dibujos incompletos para que los complete con lo que falta. Aunque es cierto que todo niño sano, con cierta inventiva interna sabrá siempre elevar lo incompleto a lo completo (razón por la cual al niño hay que darle una muñeca simple y primitiva en vez de una de esas atrocidades estéticas de ojos móviles, pelo legítimo, etc), el procedimiento de que el niño complete lo que falta en un dibujo, constituye un abuso a la naturaleza individual, pues el niño que, más o menos hacia fines del séptimo año de su vida, ha de entrar en la escuela, todavía no debiera haber aprendido a captar las cosas del mundo en contornos dibujados, los cuales, aparte de su carácter anti-artístico, son simples abstracciones de los fenómenos sensibles que se le presentan a la vista.
En todas estas pruebas y “tests” hemos de ver el testimonio de la impotencia del adulto, que ha perdido por completo la visión pedagógica y pretende compensar esa pérdida con un sistema “científico”, en vez de despertar las energías latentes en su propia alma mediante pensamientos razonables sobre el niño.
El segundo examen corresponde a la decisión de si el niño ha de seguir en la “escuela elemental”, o si se le permite ascender a una de las llamadas escuelas “superiores”. Digamos, para empezar, que semejante distinción es una monstruosidad social, pues crea para toda la vida posterior, un juicio valorativo social, mejor dicho anti-social, basado exclusivamente en la calificación de facultades intelectuales. A la edad en que se toma esta decisión (Nota del traductor: en Alemania es a los 10 u 11 años), precisamente lo intelectual no debería desempeñar papel alguno en la educación y la enseñanza. Vendrán tiempos en que exámenes como éstos se consideren como uno de los peores pecados contra la naturaleza humana. La gran mayoría de las disposiciones patológicas de los adultos se retrotraen a esos exámenes completamente superfluos. Agréguese a esto que determinado número de niños que se presentan al examen, se halla predestinado de antemano a no pasarlo, ya que la escuela “superior” no tiene cupo para tantos alumnos de primer ingreso. Entonces se coloca al lado de la estupidez social, todo el inmenso sufrimiento del niño que, avergonzado, se halla ante una situación vital que no puede comprender. La consecuencia: una paralización de la voluntad para toda la vida.
Los personajes que disponen semejantes exámenes y los consideran necesarios, son los que menos sirven para la sagrada misión de educar.
Finalmente, el examen de “madurez” para ingresar a las universidades (Nota del traductor: corresponde al Bachillerato). Si la universidad fuera realmente lo que ella, según su propia índole, debiera ser, fácil sería juzgar si un joven, después de 12 años de aprendizaje, merece un superior cultivo científico o artístico de sus peculiares facultades individuales. En lugar de ellos se ha dispuesto un reglamento de exámenes que vedan la entrada a la universidad al estudiante dotado específicamente para algunas materias y, en lugar de ello, fomentan la formación de un tipo único de intelectual semiculto.
En el régimen de exámenes se patentiza toda la desorientación de quienes lo administran. ¿Cómo se podrá cambiar esto? Empezando simplemente porque el Estado dejara de ejercer su influencia sobre la educación y se conformara con su función de administrar las relaciones jurídicas entre los individuos y entre grupos de individuos. Para ello es necesario que el Estado libere la educación progresivamente, para evitar que, más adelante, ella misma se libere en forma violenta y catastrófica. El Estado no debiera formular leyes que imposibilitaran de antemano la autonomía de la educación, y dar el paso de reconocer la legitimidad de la vida cultural autónoma.
El que se opone a estas tendencias no acepta el alcance de los signos de la época que en verdad hablan en forma elocuentísima, y así propicia tan sólo el permanente y grave quebrantamiento de la estructura de la sociedad humana. Quien tema que la vida cultural autónoma conduzca a la anarquía, habrá pronunciado el fallo sobre sí mismo: se califica de retrógrado, sólo capaz de ejecutar órdenes superiores, en lugar de actuar en libertad y amor con base en su propia individualidad humana.
Todos los que saben y comprenden han de luchar por: La escuela autónoma, dentro de la vida cultural autónoma.
martes, 24 de agosto de 2010
Educación sexual para niños







Las imágenes de arriba son de un muy ilustrativo y explícito librito alemán, y las encontré cuando, a raíz de un post en Criar con el Corazón, estuve investigando un poco sobre educación sexual para niños.
La verdad es que Joaqui sabe bastante, cuando estaba embarazada de Emma hizo bastantes preguntas, y como tuve un parto en casa, lo preparé sobre lo que podía suceder, vimos juntos videos sobre partos en casa y partes del video "En el vientre materno" de National Geographic.
jueves, 15 de julio de 2010
La Fiesta de los Farolitos
Ahora, con el comienzo del invierno, tuvo lugar la Fiesta de los Farolitos, con participación de toda la comunidad: niños, padres, maestros, hermanos, abuelos... Una fiesta preciosa en la que se celebra la llegada del invierno como época para guardar nuestra luz y nuestro calor interior, época de recogimiento y de espera, para luego devolver esa luz y ese calor al mundo.
Pero como es más lindo vivirlo que leerlo, les armé este video (un poquito largo, perdón, pero no quería cortar el hermoso cuento), para que puedan tener una idea de qué se trata esta fiesta. Espero que lo disfruten.
miércoles, 12 de mayo de 2010
sábado, 8 de mayo de 2010
Artículo de Alice Miller (extraido de la revista Mente Libre)
Sad but true, by Krudo

¿Por qué las zurras, las bofetadas e incluso los golpes aparentemente anodinos, al igual que las palmadas sobre las manos de un bebé son peligrosas?
1- Sólo le enseñan la violencia.
2- Destruyen la certeza sin falta de ser amado, como un bebé necesita.
3- Crean angustia: la angustia de la siguiente ruptura.
4- Llevan consigo la mentira: pretenden ser educativas, pero en realidad sirven a los padres para descargar su cólera, y si pegan es porque a ellos les pegaron siendo niños.
5- Incitan a la cólera y al deseo de venganza que permanece reprimido y que saldrá más tarde.
6- Programan al niño a la aceptación de argumentos ilógicos (te hago daño por tu bien) y los inscriben en su cuerpo.
7- Destruyen la sensibilidad y la compasión hacia los otros y hacia uno mismo, limitando así sus capacidades de conocimiento.
¿Qué aprende el bebé de las zurras y otros golpes?
1- Que el niño no merece respeto.
2- Que se puede aprender el bien por medio del castigo (lo que es falso, en realidad el castigo enseña al niño solamente a querer castigar a su turno).
3- Que no hay que sentir el dolor, que hay que ignorarlo, lo cual es peligroso para nuestro sistema inmunitario.
4- Que la violencia forma parte del amor (lección que incita a la perversión).
5- Que negar las emociones es saludable (sin tener en cuenta que será el cuerpo el que pagará por este error, a menudo mucho más tarde).
6- Que uno no tiene derecho.. a defenderse hasta que sea adulto.
Es el cuerpo el que guarda la memoria de todas las marcas nocivas de las supuestas "buenas zurras".
¿Cómo podemos liberarnos de la cólera reprimida?
Durante la infancia y la adolescencia:
1-Burlándonos de los más débiles.
2-Pegando a los compañeros
3-Humillando a las chicas
4-Agrediendo a los profesores.
5-Viviendo las emociones prohibidas delante de la T.V. o los video-juegos, identificándose con los héroes violentos (los niños a quien nunca se les pegó, se interesan menos por las películas crueles y no producirán escenas atroces, una vez adultos).
A la edad adulta:
1-Perpetuando uno mismo la zurra como medio educativo eficaz, sin darnos cuenta de que en realidad estamos vengándonos de nuestro propio sufrimiento sobre la siguiente generación.
2-Negándonos (o siendo incapaces) a comprender la relación entre la antigua violencia sufrida y la que se repite activamente en la actualidad; entreteniendo así la ignorancia de la sociedad.
3-Alistándonos en actividades que exigen violencia.
4-Dejándonos influir fácilmente por los discursos de hombres políticos que designan a víctimas propiciatorias en quien pueden depositar la violencia acumulada y de la que se pueden deshacer por fin sin ser castigados: razas "impuras", etnias "que limpiar minorías sociales despreciadas.
5-Como obedecimos a la violencia siendo niños, estamos dispuestos a obedecer a toda clase de autoridad que nos recuerde la de nuestros padres, como los alemanes obedecieron a Hitler, los rusos a Stalin y los serbios a Milosevic.
Inversamente, si tomamos conciencia de nuestros sentimientos reprimidos e intentamos comprender cómo se transmite la violencia de padres a hijos, cesaremos de pegar a los niños de cualquier edad. Es posible ( muchas personas lo han logrado ), una vez que hayamos comprendido que la única razón de dar golpes "educativos" se esconde en la historia reprimida de nuestros padres.
Alice Miller 2008
traducido por Rosa Barrio